En un hallazgo que podría ser crucial para la resolución de múltiples casos de desapariciones en la región, personal de la Fiscalía de Distrito Zona Occidente localizó fragmentos óseos en la localidad de Tubares, municipio de Urique, durante labores de rastreo. La operación, que tuvo lugar los días 24 y 25 de agosto, ha arrojado resultados inquietantes y ha incrementado la preocupación sobre la situación de seguridad y justicia en el área.
Los restos óseos fueron descubiertos en un tramo del camino que conduce a la localidad de El Chorro. Entre los fragmentos, se encontraron partes de un cráneo y numerosos pequeños restos que, según las primeras evaluaciones forenses, podrían ser de origen humano. Lo que agrava la situación es que muchos de estos restos muestran signos de haber sido sometidos a altas temperaturas, sugiriendo un intento deliberado de destruir evidencia.
Además de los restos óseos, el equipo de búsqueda halló un trozo de soga y remanentes de cinta adhesiva en el sitio. Estos elementos podrían indicar que las víctimas fueron atadas o sujetadas de alguna manera antes de su muerte, lo cual añade un elemento a la investigación. El uso de fuego para alterar los restos también complica la tarea de identificación y posterior análisis forense, un método que lamentablemente no es raro en casos de desaparición forzada y violencia extrema en la región.
El reciente descubrimiento no es el primero en la zona. El 21 de agosto de 2024, las autoridades llevaron a cabo una primera intervención en el área donde, mediante un proceso de cribado, se encontraron varios fragmentos de hueso, así como un casquillo percutido, dos ojivas, remaches metálicos y once botones metálicos. Estos hallazgos iniciales ya sugerían la posibilidad de violencia, pero la localización de un cráneo y los restos adicionales refuerzan la hipótesis de que la región podría estar siendo utilizada como sitio de exterminio.
Las operaciones de rastreo forman parte de un esfuerzo continuo para dar seguimiento a las carpetas de investigación abiertas y a la información proporcionada tanto por ciudadanos de forma anónima como por familiares de personas reportadas como ausentes o desaparecidas en la región. El descubrimiento de estos restos óseos podría ser un paso significativo hacia la resolución de estos casos, aunque también subraya la magnitud de la crisis de personas desaparecidas en el estado de Chihuahua.
En los rastreos participan agentes del Ministerio Público, elementos de la Unidad de Investigación de Personas Desaparecidas y/o Ausentes de la Fiscalía Occidente, personal del distrito Arteaga y un perito en Criminalística de Campo. Cada uno de estos especialistas desempeña un papel crucial en la recolección, preservación y análisis de la evidencia encontrada, garantizando que se cumplan los protocolos necesarios para no comprometer la integridad de la investigación.
La intervención forense es vital, ya que el análisis de los restos y de los objetos encontrados podría proporcionar pistas sobre la identidad de las víctimas, las circunstancias de su muerte y los posibles perpetradores. El desafío, sin embargo, es monumental. Las condiciones en las que se encuentran los restos y el daño térmico que presentan requerirán técnicas avanzadas de identificación, como el análisis de ADN, que a su vez dependen de la disponibilidad de recursos y la cooperación entre diversas entidades gubernamentales y científicas.
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Las autoridades han anunciado que continuarán con las labores de búsqueda y análisis en la zona, y han instado a la comunidad a seguir proporcionando información que pueda ser útil para la investigación. Además, se espera que se realicen más intervenciones en otros lugares identificados como posibles sitios de entierro clandestino en las próximas semanas.