Hoy sábado 1° de diciembre se celebra el trigésimo aniversario del Día Mundial del Sida, con la finalidad de unir esfuerzos en la detección de esta enfermedad, mostrar apoyo a las personas que viven con VIH y a quienes fallecieron a causa de esta enfermedad.
El VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es un retrovirus que ataca al sistema inmunitario, la defensa natural del organismo frente a microorganismos infecciosos, de la persona infectada. En concreto, el VIH ataca y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos. Se habla de inmunodeficiencia cuando el sistema inmunitario ya no puede cumplir su función de combatir las infecciones u otras enfermedades.
Dentro de las 2 a 4 semanas al principio de la infección por el VIH, las personas pueden sentirse enfermas como si tuvieran la gripe y esto puede durar algunas semanas. Después, el VIH sigue activo, pero se reproduce a niveles muy bajos, y las personas podrían no tener ningún síntoma ni sentirse enfermas. Las personas que toman medicamentos para tratar el VIH pueden estar en esta etapa por varias décadas y no desarrollar sida, aunque todavía pueden transmitir el VIH.
Desde 1988 se han hecho importantes progresos en la respuesta al Sida y, al día de hoy, tres de cada cuatro personas que viven con el VIH conocen su estado serológico. El Día Mundial del Sida nació en la Reunión Mundial de la Cumbre de Ministros de Salud sobre programas de prevención del Sida de 1988. Desde entonces, las agencias de las Naciones Unidas, los gobiernos y la sociedad civil se reúnen cada año para luchar en determinadas áreas relacionadas con el Sida.