Desayuno y comida, son las dos raciones de alimentos que reciben niños y niñas del albergue tarahumara de El Molino, ubicado a un costado de la carretera Jiménez-Ojo de Dolores; uno de los dos asentamientos indígenas que se localizan cerca de la mancha urbana.
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Mientras la maestra del albergue tarahumara, María del Refugio, trata de tranquilizar a los niños y niñas en la escuela del asentamiento indígena, platica que el comedor escolar, inició operaciones durante este ciclo escolar, agosto-diciembre 2022.
Meses atrás, los enseres de cocina del comedor escolar, estaban en desuso, amontonados y empolvados en el cuarto de lo que hoy es el comedor; actualmente, los instrumentos de cocina registran la evidencia del uso, algunos sobre la estufa, otros llenos de agua y comida, y otros más, organizados a la espera de ser utilizados en la preparación de un rico y nutritivo desayuno o comida.
“Son alrededor de 30 niños y niñas los que vienen a comer aquí, fue un apoyo muy grande el del DIF de Jiménez; este semestre, los niños se ve que aprovechan mejor sus clases”, destaca la maestra del albergue tarahumara.
En el almuerzo, les damos una comida ligera, ya sea avena o fruta, comenta la maestra María del Refugio, desviando la mirada levemente al salón de clases, para después encaminarse al comedor escolar, donde muestra los alimentos y equipamiento.
“El DIF de Jiménez, nos apoya mucho y nos provee de alimentos, pero lo que quieran donar es bienvenido, lo que más necesitamos es el aceite de cocina. El otra vez fui al centro a unas tiendas y no me quisieron apoyar", comenta María del Refugio.
Ya en la comida, son diferentes y variados, los menús que reciben los alumnos.
"Hasta antes de la habilitación del comedor comunitario, los niños venían a clase malcomidos y sin ganas, pero desde que se abrió el lugar, ha cambiado el ánimo de los niños", finaliza la maestra María del Refugio.