La comunidad católica en Jiménez, marcha por la justicia y la reconciliación para la paz, culminando con una celebración litúrgica presidida por el obispo de la Diócesis de Parral, Mauricio Urrea Carrillo, como parte de las actividades de la jornada de Oración por la Paz.
Luego de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), convocara a los obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y personas de buena voluntad de México para llevar a cabo una jornada de Oración por la Paz, con la intención de que la iglesia católica se una en estos momentos en que la indignación del país ante los actos de violencia, abre las puertas para buscar la paz y la justicia.
Como parte de estas actividades, el decanato de Jiménez se unió a esta jornada, a través de la oración para pedir por los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país, ya que ante la sangre de tantos hombres y mujeres que cae a la tierra para hacerla fértil, debe ser un camino hacia la paz.
Por lo anterior, en el Estadio Municipal de Béisbol, ubicado en la Vieja Huejoquilla, el Obispo de la Diócesis de Parral, culminó esta marcha con una celebración litúrgica, concelebrada por el padre Miguel Ángel Sáenz, párroco de Santo Cristo de Burgos; Roberto Tarín párroco de Santa María de Guadalupe y San Juan Diego; Manuel Pizarro párroco de Santo Niño; padre Wilfredo González, Renato Mejía y José Javier Velázquez.
Cabe mencionar que previo a la celebración, se llevó a cabo una marcha teniendo como intención primordial lo anteriormente referido, la cual inició en la calle Independencia, Sor Juana, Calzada Juárez, Sor Juana, calle 5 de mayo y para culminar en el Estadio Municipal de Béisbol.
Es de resaltar que el pasado 6 de julio la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), emitió una convocatoria a los obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y personas de buena voluntad de México, para unirse a una jornada de Oración por la Paz.
En ella establecieron que durante el mes de julio se realizarán mismas u oraciones comunitarias en lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido, o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.
Como signo profético de la iglesia, en las eucaristías del 31 de julio se pedirá por los victimarios, para que a través de la oración se logre la conversión de sus corazones.
Asimismo, cada Diócesis, congregación religiosa o parroquia, definirá las acciones a emprender para abonar a este camino para la paz, como son horas santas, procesiones, así como mensajes al pueblo de Dios.