Los costos de la producción ganadera se dispararon más del 300% en el periodo de 2022 a 2023; según lo declarado por el jefe de la Sader en el distrito de Jiménez, el costo diario para alimentar una vaca pasó de 50 a 210 pesos, hecho que generó un impacto directo en la economía de más de 13 mil ganaderos de la región sur del estado.
Roberto Baca Perea, jefe de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), alertó sobre la alarmante situación que enfrentan los ganaderos de la región sur del estado, quienes han visto cómo los costos de producción se incrementaron en más del 300% durante el periodo comprendido entre 2022 y 2023.
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Uno de los aspectos más preocupantes destacados por el funcionario fue el aumento desmesurado en el costo diario de alimentar una vaca, que pasó de 50 a 210 pesos en tan solo un año. Esta abrupta escalada ha impactado directamente en la economía de más de 13 mil ganaderos de la región, generando una crisis sin precedentes en el sector.
La situación se agrava aún más al considerar la interconexión de los diversos aspectos de la agricultura y la ganadería. Según expertos consultados, el maíz, un componente fundamental en la alimentación del ganado, también enfrenta escasez y aumentos de precio.
A pesar de que la producción y siembra de forrajes en otoño-invierno se ha mantenido, en mil 600 hectáreas, la alta demanda de alimentos ha orillado a que se disparen los alimentos, como la alfalfa que se disparó en el último año.
El titular de la dependencia destacó su preocupación por la sostenibilidad económica del sector primario y la necesidad de abordar medidas urgentes para mitigar el impacto de los aumentos de costos.
Ante esta realidad, los ganaderos buscan estrategias para adaptarse a la nueva dinámica económica, evaluando diariamente cuánto deben invertir para mantener su ganado y ajustando sus planes de producción en consecuencia.
La incertidumbre en torno a la estabilidad de los precios de los insumos, agrava aún más la situación, dejando a los ganaderos en una encrucijada financiera.
Aseguró que la crisis en el sector ganadero no solo amenaza la subsistencia de miles de productores, sino que también plantea un desafío significativo para las autoridades y los expertos en políticas agropecuarias, quienes se enfrentan a la tarea urgente de encontrar soluciones para estabilizar la economía de una de las industrias más importantes del estado.
El aumento exorbitante en los precios del alimento para el ganado tiene diversas implicaciones y consecuencias que afectan tanto a los ganaderos como a otros actores en la cadena alimentaria y la economía en general.
Comentó que los ganaderos se enfrentan a mayores costos de producción, lo que reduce sus márgenes de beneficio. Esta situación puede poner en peligro la viabilidad económica de muchas explotaciones ganaderas, especialmente las más pequeñas y menos resistentes financieramente.
Declaró que el aumento en los costos de alimentación del ganado se traduce en un encarecimiento de los productos cárnicos y lácteos para los consumidores. Esto puede afectar el poder adquisitivo de las familias y generar presiones inflacionarias en el sector alimentario.
Añadió que el encarecimiento de los productos cárnicos y lácteos puede afectar la accesibilidad de estos alimentos para sectores de la población con menores recursos económicos, lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad alimentaria.
Expuso que la crisis en el sector ganadero también puede afectar a otros sectores agropecuarios que suministran insumos clave, como el maíz. Los aumentos en los precios de estos insumos afectan a la cadena de producción alimentaria en su conjunto.
Ante el aumento de los costos, algunos ganaderos podrían verse obligados a reducir la cantidad de ganado que mantienen o incluso a abandonar la actividad. Esto podría resultar en una disminución de la oferta de productos ganaderos en el mercado.
Además la crisis en el sector ganadero podría llevar a la pérdida de empleo en actividades relacionadas, como la producción, transporte y comercialización de productos ganaderos. Esto tendría un impacto negativo en la economía local.
Dijo que la producción local se ve afectada significativamente sumado a que existe el riesgo de que aumente la dependencia de importaciones para satisfacer la demanda interna de productos ganaderos, lo que podría tener implicaciones en la balanza comercial del país.
Ante una crisis en el sector ganadero, es probable que se requiera la intervención del Gobierno para implementar medidas de apoyo, como subsidios o políticas que mitiguen los impactos económicos en los ganaderos y la cadena alimentaria en general.
Concluyó destacando que el aumento en los precios del alimento para el ganado desencadena una serie de desafíos económicos y sociales que afectan a múltiples sectores, desde los ganaderos hasta los consumidores finales, y subraya la interconexión de las actividades agrícolas en la economía.
Nota: El Sol de Parral