En el desierto del municipio de Jiménez, perteneciente al estado de Chihuahua, luego de más de un año de investigaciones se logro detectar un importante yacimiento paleontológico, formado por limolita y areniscas con presencia de almejas y caracoles.
De una edad datada en cien millones de años por distintos estudios en paleontología, el mar interno de Norteamérica o mar del Cretácico, fue un importante cuerpo marítimo prehistórico, que iniciaba desde el ártico canadiense, cruzando por el sur de Estados Unidos, norte de México, y con desembocadura en lo que hoy es el mar del Océano Pacífico y Océano Atlántico. Fue un mar interno de suma importancia durante inicios y mitad del periodo Cretácico.
El cuerpo marítimo, es considerado como un importante corredor biológico en donde vivían diversas especies de flora y fauna prehistórica, las cuales transitaban por todo el continente de Norteamérica y América central, donde se han podido localizar importantes bancos de fósiles que guardan el registro de la vida en este mar, tales como mosasaurios y plesiosaurios.
La geografía del municipio de Jiménez que hace cien millones de años fue parte del mar interno de Norteamérica, un mar de características poco profundas, dejó su registro en uno de los bancos paleontológicos más importantes descubiertos, entre las llanuras y sierras del inconmensurable desierto que forman parte del Bolsón de Mapimí.
El yacimiento se extiende por alrededor de un kilómetro en un bastión de piedras de arenisca, en donde se pueden ver los depósitos sedimentarios de lo que fue el mar del Cretácico cuando éste comenzó a mermar sus niveles de agua, lo que dio paso a la fosilización de especies de almejas, caracoles y pequeños microfósiles, que se pueden apreciar con el uso de lupa o microscopio.
La formación de la fosilífera, piedras sedimentarias en posición vertical que asimilan la construcción de una pared de concreto, se extiende en una dirección lineal, emergiendo desde el subsuelo hasta la superficie cerca de la cordillera de una sierra.
En algunos sectores del yacimiento fósil, se pueden identificar depósitos más cargados de almejas y caracoles, que se presentan a siempre vista. Así mismo, en otros sectores, los fósiles marítimos que se identificaron dentro del mismo yacimiento, se presentan encapsulados en las rocas sedimentarias.
Pese a que el banco de fósiles, es rico en almejas y caracoles, no se ha identificado la presencia de fósiles de vegetación marítima. El deposito que contiene ostras y moluscos mayormente, es característico de los mares poco profundo de la prehistoria, tal es el caso del mar que cubrió la región de Jiménez hace cien millones de año, el mar interior de Norteamérica.
Los investigadores que descubrieron el afloramiento, especulan que el depósito pudo haber pertenecido a una comunidad de bivalvos, por las características del lugar en donde se encuentran, pudo ser parte de alguna depresión geográfica de profundidad considerable, por las similitudes de la posición de las rocas y lugar del yacimiento de terreno no tan firme.
En algunos otros sectores de Jiménez, ya colindado con los estados de Coahuila y Durango, se han hecho descubrimiento de probables vertebras, en los mismos sustratos característicos al del reciente yacimiento encontrado.
Jiménez puede ser un importante destino turístico por su flora, fauna, maravillas naturales y registro fósil en la región, donde se puede impulsar un programa de conservación, así como la habilitación de un museo que contenga los restos prehistóricos para que puedan ser apreciados por los turistas.
Situación que derivaría en la detonación de empleos directos para los jimeneses, y la promoción del ecoturismo en el municipio, ya que además de fósiles, se cuenta con sitios arqueológicos de suma importancia, los cuales han sido mencionados en estudios a nivel nacional.