Tras la dura e interminable seca que azotó al municipio de Jiménez, durante la primera mitad del 2022; la fe en la Virgen de Guadalupe y a San Isidro Labrador que algunos ganaderos pusieron, surtió efecto en los meses de agosto y septiembre, cuando las precipitaciones pluviales azotaron gran parte del municipio de Jiménez, en especial las llanuras y cuencas aledañas a la Sierra del Diablo, que aún se mantienen al tope de agua.
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La Laguna del Torbellino, ubicada entre la Sierra del Diablo y San Francisco del municipio de Jiménez, tras verse beneficiada por las pasadas precipitaciones pluviales, al 27 de diciembre del 2022, mantiene un volumen alto de agua, cubriendo grandes proporciones del llano que hay entre ambas sierras antes mencionadas.
Desde el lado de la Sierra de San Francisco, una franja azul de color intensa se divisa, que recorre el amplio llano, haciendo contraste con el paisaje de la Sierra del Diablo, misma que proyecta colores azules de menor intensidad, al del azul de la Laguna del Torbellino.
"Durante años, la Laguna del Torbellino estuvo seca", comenta un vaquero que cuida ganado al pie de la Sierra de San Francisco; "Pero actualmente, aún tiene mucha agua, tras las pasadas lluvias”.
El recurso hídrico ha mitigado la sequía, favoreciendo a la ganadería que se cría entre el llano de la Sierra del Diablo y San Francisco. Así mismo, el agua que aún se encuentra almacenada en la Laguna del Torbellino, ha beneficiado a la fauna local como: pumas, coyotes, gato montés, cabra de monte, oso, entre otras especies.
El poco pasto que pudo crecer antes de las primeras heladas, principalmente de la variedad toboso, se vio beneficiado con el llenado de la laguna, al igual que los pocos bosques de mezquite, que aún quedan por la zona.
Derivado de que el agua excedió el máximo de la laguna natural, cubrió parte del camino real Sierra del Diablo-Jiménez, el cual a su vez, carece de mantenimiento.
El agua que aún queda en la Laguna del Torbellino del municipio de Jiménez, ha generado que aves migratorias, patos y gansos silvestres, adopten la cuenca endorreica como hábitat temporal, dando todo un espectáculo al caer la tarde, cuando las grandes parvadas, se elevan de en medio del espejo de agua, para postrarse en las orillas de la laguna.