Fua inicios de abril de este año, cuando se informó que el espejo de agua formado por este oasis en medio del desierto, se había secado, la falta de lluvias, sin contar el abatimiento de los mantos freáticos, que pareciera que, en acto de defensa, cada vez esconden más el preciado líquido de sus entrañas.
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Pero no hay mal que dure cien años, y tras cuatro años de prolongada sequía, el milagro se hizo presente con la llegada de la lluvia a la región hace algunas semanas, donde presas recuperaron niveles y pastizales se regeneraron.
Al parecer los acuíferos de la región de López, específicamente los que alimentan los veneros del ojo de Atotonilco, han comenzado a volver de la muerte. Nuevamente dejan que el vital líquido emane de la tierra.
Aunque al momento no es nada impresionante la cantidad de agua que sale a la superficie, el hecho ha dado alegría a los Lopenses, que ven como de formarse solo algunos encharcamientos en la salida de los veneros, hoy ven pequeñas corrientes.
Las ondas formadas en el agua por el movimiento del caudal, dan la esperanza de que el Ojo de Villa López vuelva a ser lo que otrora época representó para el poblado y su fundación, pues fue este cuerpo acuático, la grandeza del territorio que sirvió como factor para la conformación de asentamientos de los indios Tobosos, así como de las órdenes de los Franciscanos durante la colonización.
Lugareños ven con esperanza la poca agua que comienza a emanar de la tierra, añorando la recuperación del atractivo local que conformaba un complejo ecosistema que albergaba especies endémicas como algas, peces, garzas, gallaretas y las famosas tortugas de caparazón blando.
Tal es la importancia de la tortuga para el pueblo de López, que la imagen de este animal es icono para el municipio, así como para la presente administración municipal, que ha acogido la imagen de la tortuga en su logo oficial.
Cabe mencionar que no es la primera vez que se seca el Ojo de Atotonilco, adultos mayores recuerdan como décadas atrás, sin precisar fechas, el manantial se ha convertido en polvo por la falta de precipitaciones.
“En ese entonces los peces, las garzas, y las tortugas también desaparecieron, pensamos que ya no iban a volverse a ver por aquí, pero con las lluvias el volvió a emanar y los animalitos fueron apareciendo otra vez”, manifestaron los entrevistados.
Sin embargo, aseguran que esas épocas, el ojo no duró tanto tiempo sin agua como en esta ocasión, por lo que temen que ahora no se logre recuperar este hábitat natural y no se reintegre la flora y la fauna propia del lugar.
“Es muy poquita el agua que empezado a brotar, pero con lo que se ve hasta ahorita, ya es buena señal, claro que falta mucho para que volvamos a tener el Ojo como estaba, pero al menos, ahora hay esperanza”, concluyeron los Lopenses entrevistados.