Javier Guerra es uno de los cientos de empresarios en la ciudad que han tenido que cerrar su negocio de manera definitiva, pues casi tres meses sin operar su restaurante de manera “normal” le impidió continuar con lo que hasta antes de la pandemia era su sustento, el de su esposa e hijos, así como el de ocho empleados que trabajaban en el lugar.
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El restaurante Rafael’s comenzó operaciones hace un año y medio, estaba ubicado en Santa Isabel y lo manejaban Javier Guerra y su esposa, luego de que ambos estudiaron la carrera de Gastronomía, por lo que relata que el cierre no sólo trajo una afectación económica, sino una decepción personal, pues el sueño de todo profesionista es tener su propio negocio.
Para operar este negocio de cortes y mariscos, el matrimonio pagaba una renta mensual de 23 mil pesos, y lograron una importante cartera de clientes, y eso los llevó a hacer una remodelación del local con una inversión de más de 100 mil pesos.
Cinco días después de que se hizo la reinauguración, ya remodelada, “llegó gente de Gobernación y nos dijo que teníamos que cerrar la entrada a clientes y la indicación fue que sólo se vendiera comida para llevar, pero estando en Santa Isabel, dependemos mucho de la gente que va para allá de Cuauhtémoc y Chihuahua, pero con la contingencia sabíamos que no iban a ir”.
En un principio, Gobernación pidió veinte días con sólo el servicio para llevar, y pensando en no exponerse, cerraron totalmente ese lapso, “luego de esto, nos dijeron que esperáramos más, por lo que abrimos y el mismo día que abrimos llegó Gobernación de Chihuahua diciendo que debíamos tener cerrado, colocar anuncios y usar cubrebocas, y la gente no podía entrar a pedir, la puerta incluso debía estar cerrada con llave”, dijo.
Esto situación, les dijeron era hasta el 17 de mayo, y en esa fecha decidieron publicar la reapertura para recibir gente dentro del local, pero de nueva cuenta llegó Gobernación, que entonces les dijo que para finales de mayo y podrían operar.
Los gastos eran muchos y las ganancias nulas, que llevó al matrimonio emprendedor a endeudarse, porque los ahorros que tenían los usaron para renovar el lugar y, finalmente en junio, les dijeron que hasta el mes de septiembre podrían abrir.
“Luego aplicamos para apoyos de gobierno, era por 40 mil pesos, pero finalmente no alcanzamos a pasar las ocho fases que se requerían, sólo alcanzamos la fase tres, y no pudimos acceder”, relató
El joven dijo que su sentir, además de haber perdido su negocio, quedarse sin empleo y sustento para sus dos hijos pequeños y esposa, es que las autoridades no han sido “parejas” con todos los negocios.
Javier dijo que se comprende la situación de salud, pero considera que si desde un principio se hubiera cerrado a todos los negocios, y no sólo a restaurantes y bares, ya se hubiera salido de esta situación.
“Cierran bares y restaurantes y todo lo demás no, pues no sirve de nada”, puntualizó, y exhortó a apoyar a los empresarios locales de todos los giros, pues finalmente la economía debe reactivarse.
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