María Luisa Benavidez, una bella joven de 24 años, con un futuro grande y prometedor dentro de la medicina, se convirtió en una de las más crueles y sanguinarias mujeres de Ciudad Juárez, que cambió su vida por un arranque de celos y desesperación.
Ella era estudiante de medicina, sabía perfectamente cómo utilizar un bisturí, tenía conocimientos de dónde realizar los cortes del cuerpo sin agarrar el hueso.
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De tez blanca, con un rostro bello sin manchas de acné, de pelo negro que llegaba por debajo de los hombros y de estatura 1.60 metros, uno podría suponer que era una chica inocente, que no le hacía daño a nadie.
Sí, ella asesinó a una pareja de apellido Betancour y a su hijo de meses de nacido en una vivienda de la calle Paraguay, en la colonia Hortencias.
Luego de haber terminado con la vida de las tres personas, las descuartizó con unos cortes perfectos que solamente un experto cirujano podría realizar.
El manejo del arma blanca para cortar las extremidades de las víctimas sorprendió a los médicos forenses que estaban incrédulos que fuera ella la que hizo esos perfectos cortes.
Inclusive, uno de los maestros de María Luisa, el doctor David González Mocken, fue llamado a declarar en torno a los hechos, porque se decía que él mantenía una relación con la responsable, pero se descartó cualquier participación quedando liberado de toda culpa.
Sin embargo, a 31 años del hecho que conmocionó a Juárez, son varias las interrogantes que la propia policía no pudo explicar.
Para la Policía Judicial del Estado, el asunto quedó resuelto con la detención de María Luisa Benavides, pero los juarenses tenían interrogantes que nunca fueron aclaradas.
¿Cómo pudo una joven de 24 años, cargar los cuerpos para cortarlos después en pedazos?. Esa es una de las preguntas, y también ¿Pudo en realidad cargar las bolsas con las extremidades a la cajuela del automóvil?.
Hubo muchos puntos negros que la policía no aclaró, era mucha la presión social para esclarecer el crimen que las autoridades decidieron darle carpetazo, ya tenían a la responsable detenida, así que no había nada más que investigar.
EL ENCUENTRO CON LA DESCUARTIZADORA
Como todos los días, llegué a las siete de la mañana a la comandancia de la Policía Judicial del Estado, ubicada en ese entonces en las calles Oro y 16 de Septiembre, lo que es hoy una estación de policía.
En la oficina del entonces comandante Coronel Enrique Pineda, estaba una joven que vestía una blusa color verde pistacho con un pantalón de mezclilla, estaba pensativa y con señas de que no había dormido para nada durante la noche.
Fue el lunes 4 de mayo, ese día llegué a reportear los casos que habían ocurrido durante la madrugada, mientras todos nos dedicábamos a descansar, al ver a la bella joven dentro de la oficina del comandante mientras que por fuera custodiaban la puerta dos agentes, pude enterarme que se trataba de la sospechosa de haber asesinado y descuartizado a un matrimonio y su bebé.
El jefe de turno de noche, Hermenegildo Pérez, solo se limitó a decir que se la habían encargado y al durante el día será presentada a los medios de comunicación.
Sin embargo, en unos minutos de descuido, pude entrar con ella y hablar de lo sucedido, aseguró que era inocente de lo que decían y que había gente pesada que cometió el triple crimen, pero la involucraron y no sabe cuál fue el motivo.
Los cuerpos habían sido localizados en la cajuela del auto de la familia el domingo por la mañana, ella fue detenida por el entonces jefe del departamento de homicidios Antonio Navarrete Pérez, luego de que dieron con ella porque había dejado rastros que llegaban hasta su domicilio.
Arturo Tovar, entonces agente de homicidios de la Policía Judicial del Estado, también fue uno de los que dieron con el paradero de María Luz Benavidez e inmediatamente comenzó el interrogatorio hasta que confesó la manera en que privó de la vida al matrimonio y todo, según ella, lo hizo porque estaba plenamente enamorada del hombre y tenía celos cada vez que lo veía con su mujer muy feliz.
María Luisa Benavidez fue presentada a los medios de comunicación ese lunes al mediodía y fue consignada de inmediato al departamento de Averiguaciones Previas, donde se le siguió el proceso correspondiente.
LOS HECHOS
Todo un día estuvo planeando la manera en que daría muerte a sus víctimas, de alguna forma tendría que desquitar su odio.
Un día anterior, el sábado, agarró un arma de fuego que tenía en su casa e inmediatamente acudió a la vivienda de los Betancourt y de un tiro asesinó a la mujer. Por varios minutos esperó la llegada del esposo de la víctima y de igual manera también le dio muerte, primero lo golpeo en la cabeza y luego le disparó.
Luego de esto, vendría la otra parte: cómo deshacerse de los cuerpos sin ser detectada.
Toda la noche de ese sábado y madrugada del domingo, estuvo cortando en pedazos los cuerpos, tanto de la pareja como del bebé.
Posteriormente, ya casi amaneciendo, echó en bolsas negras los restos y los aventó en la cajuela del auto de la pareja, donde fueron detectados por vecinos del lugar quienes dieron parte a la policía.
Los rastros de sangre fueron seguidos por los agentes de la Policía Judicial del Estado, llegando hasta donde estaba María Luisa Benavides, quien no tuvo tiempo de darse a la fuga.
Sin embargo, a pesar de que han transcurrido decenas de años de estos hechos, aún las cosas no están muy claras, la Policía Judicial del Estado, por evitar el escándalo dio carpetazo a este asunto y quedarse con la detención de Benavides, para ellos ya estaba resuelto el triple asesinato.
Publicado originalmente en El Heraldo de Juárez