Mientras se realizaba el recuerdo a las víctimas que murieron el 27 de marzo dentro del Instituto Nacional de Migración, Douglas Alexander Varela, originario de Honduras observaba el ahumado entre la celdas del lugar donde donde murieron 40 migrantes, de los cuales seis eran de su país, su sentimiento inmediato dijo que es “Duro, feo y doloroso”.
“Son compatriotas igual que yo, eran migrantes y aunque hubieran sido mexicanos somos vecinos, latinos”, expresó Douglas.
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Indicó que durante su travesía por México, el único riesgo de que alguien le haga daño es contra los agentes de migración.
“Ellos te agarran, te llevan a encerrar y dan un maltrato que no se merece un ser humano, me agarraron y me quitaron mis dos teléfonos con los que yo traía comunicación con mi familia, tengo más de un mes de estar incomunicado con mi familia”, contó el hondureño.
Platicó que lleva casi tres meses atravesando México y ha sido difícil, ya que ha tenido que caminar por horas entre el desierto para esquivar los puntos de revisión migratorios.
“Temor no tengo porque vengo con Dios, él me protege, todo lo que Dios haga bienvenido sea así me torturen o me maltraten”, dijo Douglas.
Mencionó que a diferencia de otros compatriotas que habían venido de Honduras, ahora el camino es más duro, ya que hay más retenes por todo este país para agarrar al migrante.
“Espero que sí haya justicia para todos estos migrantes del incendio, porque López Obrador dijo que era libre el paso, pero él no ve y no se da cuenta de todo lo que sucede de que migración agarra a la gente y la expulsa para Villahermosa”, opinó.
Dijo que cuando lo agarro migración sólo le dio algo plateado (cobijas térmicas), y el estar en una estancia migratoria es peor que estar en una cárcel, ya que ahí hasta lo apalearon, durmió en el piso por lo que considera que el algo antihumano.