Solo una descarga de balas de goma y dos bombas lacrimógeno bastaron para contener a los cientos de migrantes que la noche del lunes buscaban cruzar a los Estados Unidos.
Todo inició cerca de las 8:00 de la noche, cuando los migrantes comenzaron a agruparse al exterior de las oficinas del Consejo Estatal de la Población, en la avenida Ferrocarril.
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De ahí, un primer grupo de poco más de 100 extranjeros, en su mayoría venezolanos, se dirigieron hacia el bordo del Río Bravo.
En minutos comenzaron a llegar más y más migrantes, mientras que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal se desplegaban en el área cercana al edificio de COESPO y debajo del Puente Santa Fe.
Posteriormente, al incrementarse su número a cerca de 300, los indocumentados caminaron hacia el Puente Negro y ahí permanecieron por un tiempo, mientras que personal de la Patrulla Fronteriza, Guardia Nacional de Texas y la oficina del Sheriff se preparaban del lado americano.
De pronto, los migrantes avanzaron hasta el portón metálico del Puente Negro, siendo recibidos con disparos de balas de goma, cuando empujaban dicho portón.
Poco a poco fueron subiendo los ánimos hasta que cerca de las 9:00 de la noche un grupo de venezolanos intentó brincar las enormes puertas metálicas y otros buscaron abrirlas por la fuerza.
Fue entonces cuando los oficiales de la Patrulla Fronteriza y Guardia Nacional de Texas lanzaron las dos bombas lacrimógeno y dispararon las balas de goma contra los migrantes, quienes salieron corriendo para buscar refugio.
Sin embargo, esta acción hizo que se calmaran los ánimos, logrando que los extranjeros se replegaran hacia espaldas de la Presidencia Municipal, sobre el bordo del Río Bravo.
La situación continúo tensa por algunos minutos, pero finalmente los inconformes se fueron retirando poco a poco del sitio, amenazando con volver la mañana del martes.
Nota publicada originalmente en El Heraldo de Juárez