Maestros de la primaria Pascual Ortiz Rubio han realizado en sus planeaciones, las adecuaciones para dar la atención que se merecen los niños migrantes, que ya están haciendo valer su derecho a la educación, pero más que hacer un cambio académico, se han adecuado a las necesidades emocionales con las que cargan los estudiantes en situación de movilidad.
“Lo que tenemos que hacer nosotros es abrir las puertas de la escuela y recibirlos como a cualquier niño, queremos hacerlos sentir en su casa, en su país y sobre todo que son importantes”, comentó la maestra Nohemí Delgado, de quinto grado.
Los docentes de la primaria están conscientes que tal vez los niños no van a permanecer todo el ciclo escolar, debido a que están en situación de movilidad, pero su mayor reto es dejarles el mejor aprendizaje posible y que no se sientan menos que los que residen en Ciudad Juárez.
La maestra Delgado, es quien tiene mayor número de alumnos, en total tiene 50 niños entre juarenses y migrantes, pese a esto, ella lo ve de manera muy positiva, pues así los puede agrupar para que entre ellos se puedan apoyar compartiendo libros y material escolar con el que no cuentan los migrantes.
“Los tengo sentados uno a uno, para que compartan, el desafío que tenemos es hacer sentir bien a los que ya se sienten poquito mal, se ven sus caritas tristes, ellos saben porque están aquí, incluso a veces comparten platicando todo el agobio con el que cargan”, indicó la maestra.
Platicó que lo que los menores cuentan, sale de manera espontánea, pues una de las reglas que ha puesto la escuela, es no cuestionar.
“Los niños a veces llegan con mucho hermetismo, pero sabemos que es porque han atravesado por situaciones duras, aquí queremos que sepan que les abrimos el corazón no sólo las puertas de la escuela, los mismos niños juarenses ya los están abrazando e integrando”, contó.
Mucho se ha preguntado sobre como impartir clases a menores que son provenientes de Haití o Brasil que no hablan español, sin recordar que entre esa migración vienen cientos de niños del sur de México que conservan su lengua nativa y no hablan bien el español.
Para ellos, la maestra, ha implementado hacerles todas las preguntas con la simple respuesta de sí o no, y así se da cuenta si están entendiendo, siempre manteniendo el respeto en caso que el estudiante se quede callado.
Los niños migrantes siempre salen media hora más temprano del salón de clases, ya que tienen que regresar al albergue, por lo que ese tiempo la profesora, lo emplea en hablar y concientizar a los alumnos sobre el apoyo a los menores en situación de movimiento.