Motivado por la supuesta eliminación del Título 42, Carlos, cruzó el río Bravo para tratar de alcanzar su sueño de mejorar su vida en el país vecino, después de que atravesó ocho países hasta llegar a Ciudad Juárez, sin embargo, fue expulsado por migración hasta Michoacán.
Unos días antes de que Carlos tomara la decisión de entregarse a la Patrulla Fronteriza, había platicado con Periódico El Heraldo de Juárez, contando que estaba muy feliz porque tenía trabajo y se había comprado un par de tenis con su esfuerzo, pero el ver a sus compatriotas emocionados cruzando la frontera, los siguientes y nuevamente perdieron todo, incluso su tienda de acampar, lo que él denominaba, el acompañamiento de su hogar venezolano.
"Tenía 25 días esperando respuesta, no me había entregado ninguna vez, al ver en Internet y en las redes sociales que se bloqueó el Título 42, me animé y aquí estoy otra vez en el inicio de México", platicó Carlos.
Su proceso fue muy rápido con las autoridades estadounidenses, solo tomó su nombre y huellas, posteriormente lo llevó a lo que él conoce como un calabozo (una cárcel).
Entre seis y siete días lo llevaron por varios lugares, hasta que finalmente los expulsaron por Piedras Negras, junto con 80 migrantes más.
De ahí, el Instituto Nacional de Migración (INM), los llevados en autobús hasta Michoacán.
Para dejarlos libres, tengan que firmar su salida voluntaria del país, luego los abandonen en la calle sin nada.
"Yo creo que voy a regresar a Ciudad Juárez, a Venezuela no puedo volver, vengo huyendo de la situación tan grave, yo solo quiero entrar a Estados Unidos a trabajar, yo no vengo a hacer daño, solo quiero ayuda", concluyó Carlos, venezolano que ahora tendrá que recorrer México para llegar al punto de encuentro de sus connacionales.