Algunos venezolanos están en busca de todas las maneras de cómo ganarse la vida, un par de ellos, con el poco dinero que les quedaba, invirtieron en comprar una cajetilla de cigarros para venderlos en el campamento, ya que es difícil encontrar quien venda cigarros sueltos.
Orlando de 25 años, está viviendo a orillas del río Bravo, al verse sin dinero, utilizó lo último que le quedaba en comprar algo que le pudiera redituar, que mejor que fuera cigarros.
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Comenzó comprando una cajetilla marca Pall Mall, cada cigarro lo estaba ofreciendo a 5 pesos.
Caminando a lo largo de las tiendas de campaña, grita “Cigarros, Cigarros” y en un día vendió todos.
Luego, invirtió lo que ganó en más cajetillas y ahora ya cuenta con cuatro cajas de diferentes sabores de marca Pall Moll y otros de marca no tan comercial, los cuales, ofrece dos por 5 pesos.
“Yo hice esta promoción, para que, quien fuma mucho tenga más cigarros y el que no, pues que pague sólo uno”, contó el venezolano sobre el precio de la venta.
Orlando, seguirá vendiendo cigarros en el campamento, aunque no es el único, dice que le reditúa bien la venta.
“Llegué aquí y ya traía mi carpita, traté de vender pronto los cigarros, no se si es legal venderlos, me da terror que me vaya a agarrar la policía, pero pues se me abrió la mente y dije, voy a vender cigarros”, comentó Orlando, sobre cómo fue que comenzó a vender.
El venezolano, que no podrá cruzar pronto a Estados Unidos, comenzó a trabajar vendiendo algo, porque en Venezuela, lo espera su esposa y tres hijos, una niña de 6 años y unos ‘morochitos’ (cuates) de ocho meses.
“Yo venía con la meta de llegar al otro lado y trabajar, en Venezuela, yo era taxista, diariamente ganaba 3 a cuatro dólares y tenía que comprar pañales, leche, comida, pero no alcanzaba, tuve que tomar esta opción y un familiar en Estados Unidos me estaba apoyando con dinero, aquí me tocó quedarme, pero estoy con la mente positiva”, platicó el migrante.