Los venezolanos amanecieron con el cuerpo entumido, envueltos en cobijas por el excesivo frío que sintieron toda la noche y parte de la mañana.
Además de las bajas temperaturas, el viento les ha estado moviendo sus tiendas de acampar, incluso derribó la carpa que era centro de acopio.
Los niños desde hace tiempo ya enfermos, se pueden ver caminando como si nada por el bordo del río.
Isaac, es un pequeño de seis años, quien contó que desde ayer tiene mucho frío aunque trae dos chamarras, de arriba dijo no sentir frío, pero en sus piernas y pies es donde siente más, pues trae un pantalón delgado y tenis, pero sin calcetas.
El menor dijo que sí le gustaría ir a un lugar a resguardarse del clima, pero sus papás no quieren.
Diana, está desde hace 20 días en Ciudad Juárez, fue una de las primeras en instalarse en el bordo del río Bravo, sin embargo, afirmó nunca había sentido tanto frío.
"El frío me helaba los huesos en la noche, sólo quería abrazar a mi hijo para que no tuviera frío, el aire se metía por todos lados a la carpita", narró sobre su noche.
Su hijo, de seis años, desde hace días está enfermo, pero aún en esa situación, dijo que se reúsa a ir a un albergue.
Lo que si mencionó, es que espera que salga un camión para México, para ir a la embajada de Venezuela y pedir ayuda para regresar a su país de origen, pues no quiere esperar a que haga más frío.
Son muchos los venezolanos que quedaron sorprendidos por el, pero aun así, siguen firmes a no moverse del campamento en el bordo fronterizo.