Nuevas familias y grupos de migrantes siguen llegando al punto de concentración venezolano en esta frontera.
Desde hace dos meses Alexander salió con su familia desde Caracas, Venezuela, ayer llegaron a Ciudad Juárez.
La pareja de venezolanos realizó su travesía con sus tres hijas, María José de 3 años, Nicole de 6 y Kenderly de 12 años.
"La verdad no pensamos en el riesgo que podían tomar las niñas, siempre sentía que Dios estaba con nosotros, porque en esa selva, lo que hablan como violaciones, animales raros y robos, gracias a Dios, no nos tocó", contó el padre de familia.
Lo único que les tocó vivir es que iniciando la selva, otro venezolano les robó una bolsa, donde traían maquinaria de barbería, oficio del líder de familia.
Durante una semana estuvieron en Costa Rica, lugar que los acogió de manera calurosa.
"Entramos a la frontera de México el 12 de octubre, día en que aplicaron el Título 42, de ahí para acá, esa ha sido la tortura", confesó el migrante.
También, salir del sur de México, fue otra de las dificultades más grandes, pues tardaron tres semanas en recibir su permiso migratorio para llegar hasta acá, además de varias extorsiones por parte de agentes de migración en el camino.
Al llegar a Ciudad de México, durmieron cuatro días en la terminal de autobuses, debido a que tuvieron que pedir dinero para completar el pasaje de los cinco miembros de familia.
En el recorrido del camión, les tocó nuevamente soltar dinero.
"Subía al camión gente uniformada para quitarnos plata, pedían entre 100 y 200 pesos, gracias a Dios a mi esposa y las niñas nunca les hicieron nada, siempre iban sobre los hombres", platicó sobre el camino.
Ahora han quedado varados en el campamento ubicado en orillas del río Bravo, de suerte al llegar, los venezolanos les regalaron una carpa, cobijas y chamarras para las tres niñas, que al llegar tenían los labios morados del frío.
Pero con todas las cobijas que les dieron, no sintieron frío por la noche.
"El plan ahora es trabajar, esperar a ver si nos reciben, pero queremos entrar a Estados Unidos, seguros, yo quiero trabajar y darles un futuro a mis hijas, que yo nunca tuve, si ya estoy acá es por obra de Dios, ya pasamos muchas cosas", indicó.
La semana pasada se vacío el campamento venezolano, sin embargo, nuevamente va en repunte, pues siguen llegando venezolanos que están en el sur esperando llegar hasta está frontera y esperar noticias para poder completar su travesía de llegar a Estados Unidos.
Nota publicada originalmente en El Heraldo de Juárez