Como un hecho sin precedente, las calles de la ciudad lucieron vacías durante el día de ayer, pues los chihuahuenses acataron la disposición del confinamiento, de acuerdo con las medidas restrictivas que anunció el Gobierno del Estado, para disminuir la diseminación del SARS-CoV2.
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Las calles del primer cuadro, que generalmente se encuentran llenas durante los fines de semana, ayer fueron la excepción; la plaza de Armas, calle Libertad, Ojinaga y Victoria, en las inmediaciones del Centro Histórico, se quedaron sin visitantes.
Mientras que la mayor parte de los supermercados cerraron sus puertas, otros que decidieron abrir de manera clandestina fueron clausurados por las células Covid-19, cuya finalidad es vigilar que se atiendan medidas como al cierre de dichos negocios, uso de cubrebocas y traslado de sólo dos personas por vehículo, en el caso de quienes deban salir de casa.
Unos cuantos jóvenes abordaron un auto Uber aprovechando el viaje para trasladarse con una sola tarifa, ya que, citaron, no han tenido ingresos suficientes en los últimos meses.
Ni adultos mayores ni niños pasearon por parques, calles y plazas, a diferencia de otros fines de semana, en que en su mayoría personas de estas edades optan por salir a caminar.
Sin duda el escenario cambió en la ciudad, pues una noche antes de que entraran en vigor las medidas restrictivas, la ciudad aún estaba llena. El pasado miércoles, en un recorrido, se pudo observar una considerable movilidad en todos los puntos.
Al suroriente de la ciudad, el pasado miércoles los negocios permanecieron abiertos hasta poco antes de las 21:00 horas; en este punto decenas de puestos de comida se encontraban abiertos, con una buena afluencia de clientes.
Afuera de varios supermercados, las filas comenzaron a crecer al caer la noche, pues estos lugares se llenaron de quienes optaron por acudir a hacer compras antes de que entrara en vigor el decreto del estado, que restringirá los horarios en centros comerciales.
Ayer, en la avenida 20 de Noviembre, una de las más transitadas diariamente, un par de automóviles rodaban al mediodía, las paradas de camión permanecían solas, ya que además de que muy pocas personas salieron, la ruta troncal Bowí no recorrió la ciudad, y sólo unas cuantas rutas alimentadoras ofrecieron servicio.
Por convicción o por obligación, los chihuahuenses se aislaron y no dejaron rastro alguno a lo largo y ancho de la ciudad, y conforme avanzaron las horas, la movilidad pasó de poca a nada.
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