Un jonrón es el hit que Leo, de 5 años, ha metido a la diabetes mellitus tipo 1 con su carisma y buen ánimo para sobrellevar el padecimiento que le fue diagnosticado hace dos años, y que le ha enseñado que para mantener una buena calidad de vida, a su corta edad debe consultar su medidor de glucosa, modificar sus alimentos, mesurar la actividad física, todo con la ayuda de su mamá Julieta, familiares y maestros.
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A Andrés Leonardo le cambió la vida en febrero de 2017, cuando le diagnosticaron diabetes mellitus tipo 1, con un conteo de glucosa en la sangre de 480, muy por encima de los 100 o menos que debería registrar. Gracias a la integración con su maestra Cos, como le llaman de cariño a la maestra Socorro de 1º B, de su escuela primaria; el director que lo apoya administrando la insulina en caso de que se requiera, sus dos hermanos mayores y toda su familia, Leo goza de una vida alegre y normal.
Utiliza dos tipos de insulina: la Lispro, en cada comida, que de acuerdo con lo que se le esté aplicando varía el número de unidades que se le estén aplicando; y la Glargina, se le aplica cada 24 horas, que le controla a lo largo del día para que no tenga picos elevados.
“Supe que tenía diabetes por la intuición, la intuición de mamá. Duró una semana internado, en lo que se ajustaban todos los niveles. Entré como en shock, no sabía qué sentir, como que me bloqueé, no sabía qué era, qué pasa, o qué sigue de ahí en adelante. Así duré como un mes en lo que tardé para adaptarme, porque hasta miedo tenía yo de ir al súper, o de algún lado con él porque decía, qué voy a hacer, o si me pide algo, qué le voy a dar. Fue un shock muy fuerte, en aprender lo que le iba a dar de comer, cómo iba a ser su vida”, compartió su mamá Julieta.
Ahora, a pesar de tener la edad en la que las golosinas muchas veces representan un estímulo, cuando le ofrecen un dulce y les responde que ya no puede comer eso, pero lo guarda para cuando ande en un nivel bueno, sí se lo puede comer. Leo no se limita de nada, come con medida y con espacio, es decir, no siempre ni frecuentemente, pero sí puede comer pastel en una fiesta, recibir su bolsita de dulces y comerse uno o dos dulces, pero tiene que tener un nivel debajo de 100.
“La Asociación Akam Surá nos ha apoyado bastante porque son citas cada mes, pero nos retroalimentan mucho, hay campamentos, nos ayudan mucho en la educación, más que nada. Agradezco mucho eso, porque no es lo mismo escucharlo de fuera, que ver al especialista que lo explique, que si se come tanto, tiene sus consecuencias, lo que hay que racionar, y lo que se debe eliminar de la comida”, compartió sobre la asociación que ha sido una guía en el tratamiento de Leo, y donde toda la familia se informa y educa sobre los cuidados que hay que tener.
Aunque reconoció que la diabetes infantil sí es una enfermedad muy demandante, lo importante para Julieta es estar siempre al cuidado de Leo, siempre alerta y no dejarse caer, porque la sonrisa de Leo es lo que compensa todo por verlo estable y feliz.
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