A un mes del ataque en el supermercado Walmart de El Paso, Texas, que dejó 22 muertos, entre ellos ocho mexicanos, dicha empresa anunció que dejará de vender municiones para pistolas y algunos rifles de estilo militar.
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Doug McMillon, presidente ejecutivo de la compañía, calificó de "inaceptable" la situación del control de armas en Estados Unidos.
Hizo un llamado al Congreso y la Casa Blanca para que aprueben medidas de "sentido común", incluyendo verificaciones de antecedentes más estrictas para la compra de armas.
"Como hemos visto antes, estos eventos horribles ocurren y luego la atención se desvanece. No debemos permitir que eso suceda", dijo McMillon en un comunicado. "El Congreso y la administración deberían actuar".
Walmart espera que la medida reduzca su porción en el mercado de balas de cerca de 20% a un rango entre 6% y 9%.
La compañía seguirá vendiendo rifles y escopetas para caza y buena parte de las municiones que utilizan estas armas, con el fin de que sus tiendas estén "aún más enfocadas en las necesidades de los entusiastas de la caza y el tiro deportivo", dijo McMillon.
Walmart ya ha restringido en el pasado el acceso a algunas armas en sus tiendas, incluyendo una decisión de 1993 de cancelar las ventas de armas cortas en todos los estados menos en Alaska. En 2015 dejó de vender armas semiautomáticas del tipo utilizado en tiroteos masivos.
Walmart anunció que también dejará de vender armas cortas en Alaska.
No obstante, la cadena ha resistido los pedidos para detener por completo la venta de armas.
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