La Conferencia del Episcopado Mexicano exhortan a la aplicación de vacunas contra Covid, para evitar el sufrimiento evitable y las pérdidas de la vida por esta causa, aun cuando éstas hayan sido producidas con líneas celulares de fetos, en caso de que no haya disponibles las que para su investigación y producción sean éticamente irreprochables.
Así lo afirmó Domingo Díaz Martínez, Arzobispo de Tulancingo, responsable de la Dimensión Episcopal para la Pastoral de la Salud dentro de la CEM, quien citó una nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la Covid-19, publicada el 21 de diciembre de 2020.
Además, señaló que aplicarse las vacunas clínicamente aceptadas por la comunidad científica internacional, colabora a proteger la salud personal y del prójimo, ayuda al cuidado de la creación; es una acción que custodia el auténtico bien común y promueve la verdadera cultura de la vida, basada en el respeto irrestricto a la dignidad de toda persona humana y a la justicia derivada de ella.
“Es sabido que algunas de las vacunas, tanto para combatir el Covid-19, como otras enfermedades, emplean líneas celulares procedentes de fetos abortados hace varias décadas. A este respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha ratificado la enseñanza que, desde hace muchos años la Pontificia Academia por la Vida ya había esclarecido y que se basa en la más rigurosa investigación científica y en la teología moral de la Iglesia, en fidelidad al depósito de la Fe y al Magisterio constante”, puntualizó.
No obstante, aclaró que quienes por razones de conciencia rechazan las vacunas producidas a partir de líneas celulares procedentes de fetos, deben tomar las medidas necesarias y tener un comportamiento adecuado para evitar convertirse en vehículos de transmisión del virus SARS CoV2, que provoca Covid-19.
“Quien rechaza la vacuna debe de contar con la verdadera posibilidad de implementar, tanto en el corto como en el mediano plazo, los medios preventivos eficientes para evitar el propio contagio y el contagio de los demás. Este tipo de recursos que involucran aislamiento estricto, higiene exhaustiva, verificación continua de la propia salud y otras medidas similares, no suelen estar al alcance real de la mayor parte de la población”, instó.
También recomendó que se debe dar prioridad para su aplicación a quienes están en mayor riesgo de contraer la enfermedad; y a no aprovecharse aumentando precios de medicamentos, oxígeno y otros insumos, abusando del dolor y enfermedad de las personas. Ni tampoco promover el consumo de supuestas curas para Covid, que no estén avalados científicamente.
El documento también es firmado por Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM.
Controversia en Estados Unidos
El uso de vacunas moralmente reprochables ha creado una controversia en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, donde algunos respaldan la postura de apoyar la vacunación con la excepción moral de la que utilizaron líneas de células de fetos abortados, y otros apoyan la postura provida, y rechazan ese tipo de vacunas, como las producidas por Johnson & Johnson.
Algunos obispos de postura provida, han exhortado a evitar las vacunas producidas por la farmacéutica Johnson & Johnson, que habrían sido desarrolladas, probadas y producidas con líneas de células de fetos abortados; y admiten las manufacturadas por Pfizer y Moderna, de las que reconocen que en su desarrollo y pruebas sí utilizaron material éticamente reprochable, en su producción, y aplicación final a la población, son aprobadas moralmente.
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