Los nuevos mexicanos necesitan vivir

Dos de las cosas que todos los días agradezco al Creador, es la salud y la vida.

Por Cruz Pérez Cuéllar

  · domingo 28 de octubre de 2018


Dos de las cosas que todos los días agradezco al Creador, es la salud y la vida. Y las pido para mí, para mis hijos, para mi esposa y toda mi familia; pero también para mis amigos y compañeros. Son sin duda los dones más preciados que puedo tener y que puedo desear a los demás, por eso mi gratitud a Dios por ellos.

Cuando oigo hablar del milagro de la vida, la posibilidad de que un ser pueda engendrar a otro y otorgarle los mismos privilegios que él tiene, me parece que es un regalo maravilloso, y es imposible para mí quedarme quieto, dejar de sentir una emoción tan grande, sobretodo si se trata de familiares y amigos cercanos que tienen esa gracia, y no se diga si la bendición llega a mi casa, donde ya ha tocado cuatro veces la puerta, la última no hace mucho, fue cuando nació Regina, que mueve mi mundo, el cual ya estaba muy agitado por Caro, Cruz y Victoria, que llegaron antes y me han convertido en el hombre más dichoso, y con ganas de comerme al mundo por ellos y por su futuro.

En ocasiones hemos hablado de desear y hacer cosas buenas por la gente, me refiero a todos en general, a los hombres y mujeres, a los niños y jóvenes, a nuestros venerables adultos mayores, a los que están aquí, a los que pronto habrán de dejarnos y a los que están por llegar. Sobre de estos últimos, en esta ocasión, quiero hablar.

Primero, esfúmese la idea de que pido por aquellos que todavía están en los planes de sus padres, no sería capaz de meterme en esas cuestiones, me refiero específicamente a los que ya son, a los que ya fueron engendrados y que desde el momento de la concepción (según coincide la ciencia y la fe) ya gozan de un ser propio, de una naturaleza distinta a la de los seres que le dieron vida, con un ADN diferente al de su madre, incluso con acciones independientes como los latidos de su corazoncito, que cuando ya está formado tiene una serie de pulsaciones cuyo ritmo es independiente al de su mamá. Cohabitan y hacen del momento de su gestación y durante todo su desarrollo, un hecho extraordinario, que muchos lo entendemos cuando tenemos la oportunidad de ser padres.

Fueron muchos años de evolución para que tuviéramos los conocimientos necesarios para entender parte de lo anterior. Durante mucho tiempo imperaba la luz de la fe, mientras evolucionaba la medicina, que poco a poco iba descubriendo cómo sucedía el fenómeno, pero guardaba sus debidas reservas, hasta que el método comprobaba los hechos, la realidad de todo lo que sucedía en el vientre materno, y del cual sólo se podía intuir, y conocer a través de las experiencias en otros seres vivos distintos al humano.

Para darnos una idea, apenas en la década de 1940 se hicieron descubrimientos importantes para que dos décadas después el mundo conociera lo era una ecografía, o lo que comúnmente se conoce como sonografía, que comenzó a usarse más en forma a inicios de 1980. Con la cual, por medio de ondas sonoras se forman imágenes bidimensionales y después llegaron las tridimensionales, que permiten a los padres y médicos conocer algunas características de los bebés en el vientre.

Por supuesto que antes se obtuvo conocimiento a través de otros métodos, pero no es sino hasta la época moderna, cuando se pudieron confirmar distintas teorías que nos permiten entender y conocer el desarrollo del bebé durante nueve meses. Así como tratar algunos males congénitos, desde antes de nacer.

Lo interesante es que sabemos y estamos convencidos de que en el vientre materno hay vida, después de la concepción, durante los nueves meses posteriores, y cuando nace el bebé. En un punto de vista particular, y a la luz de tanta información, me parece injusto considerar a la criatura como una persona a partir del alumbramiento, está confirmado por la ciencia que existe nueve meses antes y desde entonces me parece que se debe proteger, con los avances tecnológicos, con la medicina y toda la ciencia, pero también con las leyes, que impidan se atente contra la vida de esa persona, que no puede opinar, no puede defenderse de ninguna manera, es vulnerable, y peor aún, ahora con todos los avances científicos, sin haberle detectado mal congénito o de otra índole, el cálido manto que lo protege ya no basta para evitar que su tierno sueño sea interrumpido, ya sea porque fuere extirpado o multilado, o ambas aberraciones juntas; o que sea envenenado a través de sustancias mortíferas que también dañan a la madre, en fin, las formas son muchísimas.

La tranquilidad del nuevo ser en su periodo de gestación se ve amenazada muy a menudo en estos tiempos, en los que el debate me parece que se distrae de la parte sustancial. Y no voy a negar que hay casos en los que se deben considerar opciones para la madre, porque hay tantos peligros para las mujeres que no podemos ignorarlos.

Pero nunca propondría dar muerte al niño o niña que se va formando en el seno de la madre, hablo de ayudar a la mujer a dotarla de los medios necesarios para que pueda tener un embarazo sin complicaciones, sin preocupaciones económicas o de atención. Y al final, si ella lo desea, que el nuevo miembro de esta sociedad sea dado en adopción, y después, que venga a contribuir a la nación con todo su potencial y los talentos con que haya sido dotado.

Así lo he informado en distintos medios y dejo aquí testimonio de esta convicción, en la que sé que otros no coinciden, y los respeto, como también pido se me respete esta postura que he mantenido desde siempre, y que agradezco a mi partido, a Movimiento de Regeneración Nacional, que desde mi ingreso a sus filas me haya aceptado con mis ideas y creencias, dando con ello muestra de su pluralidad, de su apertura y de su condición de partido generoso, humanitario y genuinamente democrático.

Esta es la postura que estaré defendiendo en el Senado de la República, en la tribuna que sirve precisamente para debatir los temas con argumentos y experiencias que permitirá ilustrar a otros.

Y no voy a pecar de iluso, habrá quienes no puedan ser convencidos, pero esa es justamente la función de la democracia y habremos de hacer nuestro mejor esfuerzo para tratar de frenar reformas que atenten contra la vida de los no nacidos inocentes, y por el contrario presentar otras que ayuden a protegerlos junto con su madre, que participa de una manera u otra, de las gracias o desgracias de los pequeños.

Nuestras propuestas irán acompañadas de un trascendental apoyo a las mujeres de Chihuahua, de nuestro país entero, porque estoy convencido que en esta como en muchas otras circunstancias se ven desprotegidas, con trato indigno, con escasos apoyos económicos, siendo que son ellas las que hacen que las familias salgan adelante, pese a las circunstancias, pese a la necesidad. Vaya desde este espacio mi reconocimiento a todas ellas, nuestra solidaridad, y el compromiso de trabajar por mejores condiciones para todas las mujeres y sus hijos.


correo: cpc16169@gmail.com





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