Corría el “verano caliente” de 1986 en la ciudad de Chihuahua. Para llegar a las instalaciones del Colegio de Bachilleres, plantel dos, un joven estudiante debía atravesar el parque Lerdo, ocupado a la sazón por Luis H. Álvarez en huelga de hambre. Aquel colegial era Mario Vázquez Robles, hoy un referente del panismo estatal, quien revela a El Heraldo aspectos poco conocidos sobre su vida, sin soslayar por supuesto la política, pues es su pasión.
“Me inspiró (don Luis)”, recuerda. “Entendía que su lucha era superior al interés propio. Él primero pensaba en Chihuahua, en la democracia, dejando de lado su salud. Puso sus ideales por encima de su vida”.
Influenciado por el hacer de Álvarez y de su progenitor –un agricultor de San José, Bachíniva, quien desde que recuerda se involucró lo mismo en consejos de agua que en sociedades de padres de familia—, Mario fue labrándose un nombre en el partido albiazul y más allá.
De las vocaciones y la familia
Quizá muchos conozcan que este hombre fue tesorero y alcalde en Santa Isabel, diputado local, jefe del Programa de Energía Eléctrica de SAGARPA y dos veces consecutivas presidente del Comité Directivo Estatal de Acción Nacional, pero quizá no tanto de aspectos de su formación educativa.
De su natal San José, sus padres se trasladaron a esta capital, donde Vázquez Robles ingresó a la primaria Praxedis G. Guerrero, en la colonia Obrera, casi en contraesquina de su casa.
En el Bachilleres 2, le tocó la mudanza a sus actuales instalaciones, en Santa Rosa (estudió antes en una casona del Centro) y cursó la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Chihuahua.
“Alguien me dijo que era más fácil civilizar a un agrónomo que ‘agronomizar’ a un civil”, juega con los términos al explicar su decantación por la profesión, sin dejar de lado el cariño que siente por la vocación paterna. “Sigo trabajando la tierra, incluso aquí en casa siembro algunas hortalizas” y asegura que, de no haberse inclinado por la ingeniería y luego la política, sería agricultor.
Actualmente sigue estudiando. Realiza la maestría en Administración Pública en línea, debido a las condiciones sanitarias por la pandemia.
Circunstancia que le hace sentir empatía por su hija Irlanda, una preparatoriana de 16 años. “Creo que a la generación actual (de estudiantes) le tocó una época difícil” y en la etapa más complicada, la adolescencia.
“Nos llevamos muy bien… Recién tuvo sus quince años, un festejo muy tranquilo (adecuado a la situación que marcó a la actual generación)”, comenta al añadir que mucho le ayudó en su desenvolvimiento como padre el previo trato con Jorge Humberto, el mayor.
Balances en la crianza que fortalece, su esposa aunque por el momento esa cercanía no se remite a lo físico. La familia de Mario Vázquez vive, como casi todas en la actualidad, un amor a la distancia, por cuestiones de trabajo, su pareja está en Ciudad Juárez.
“Nos mantenemos en constante comunicación, muy al pendiente de lo que hace o le pasa al otro”. Lo sitúa como la clave para pasar la dura prueba, “en una familia o en pareja, cada uno debe conservar sus sueños y cumplirlos, jamás colocarse por encima de las aspiraciones del otro”.
En los ojos del ciudadano
En la actualidad, Vázquez Robles aspira a una diputación local por el distrito 16, terreno que mucho antes de empezar las campañas, él ya había recorrido completo. “Viví en colonias como la Dale, Bellavista, Rosario”, rememora que en su juventud, atravesó esas calles a pie o a bordo de un camión y las conoce al centavo.
Dice conocer de primera mano las necesidades sociales y entender una premisa que para él es vital. “La política hay que vivirla desde la perspectiva del ciudadano”, aunado a que siempre ha temido perder esa visión.
Aquellos barrios y la ciudad completa han cambiado mucho desde sus años mozos y se debe seguir luchando en la dotación de servicios como pavimentación y alumbrado, así como en aspectos como la seguridad precisamente ante el crecimiento constante.
“Por más que lo prometa, no es competencia de un diputado pavimentar, sí lo es conseguir recursos para que eso y más se haga en “su” distrito”, enfatiza consciente de que para conseguirlo, hay que dar una dura batalla volanteando, caminando (hace ejercicio para ello) pero sobre todo, escuchando a la gente.
Desde su punto de vista, Chihuahua es un gran laboratorio político que siempre ha sido y sigue siendo bipartidista. “Sólo que ahora son el PAN y Morena”, sugiriendo que este último se ha “alimentando” de “chapulines”.
Hablando de esa circunstancia política, para Vázquez Robles muchos de esos “brincos” se han dado por una marcada ambición política y por utilizar a la política como un instrumento de poder, no para servir.
Para él es prioritario sentir al partido y ser congruente con sus ideales. Orgulloso de ser, a la manera de Carlos Castillo Peraza, “un panista silvestre”, él es considerado un blanquiazul de cepa, conocido por sus correligionarios de Acción Nacional como “el jefe Mario”.
“Es mucha responsabilidad (ese título)”, opina. “Debo ser humilde y hacer todo lo posible por la institución a la que pertenezco. Este 2021 es crucial (en el renglón electoral) y confío en el equipo (de panistas candidatos a cada puesto así como equipos de campaña) que tenemos; es otro ‘dream team’ como el que hace cinco años hizo historia en el estado”, reflexiona al advertir la esperanza que tiene de “su” gente en el proceso que se avecina.
Mario lee en estos días “Cómo mueren las democracias”, un análisis de la política internacional y los riesgos que corren a raíz del desaliento generado por los magros resultados de los gobernantes, la pobreza y el populismo.
Es la clase de persona a la cual le gusta todo tipo de música, pero se inclina por escuchar rock pesado o la disco de los 80, así como lo vernáculo.
“Me considero un panista silvestre… Blanquiazul de cepa y que en el partido muchos me consideren ‘el jefe Mario’ es mucha responsabilidad (ese título)”
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