Tras un homicidio, el primer respondiente es la policía, misma que entrega la escena del crimen al personal de criminalista quienes se encargan de procesar la escena con fotografías, levantamiento de evidencias e indicios. Una vez terminada de procesar la escena ingresa Semefo, es decir, los camilleros o auxiliares quienes se encargan de levantar el cuerpo una vez que fue embalado por criminalística y se genera una cadena de custodia.
El cuerpo es trasladado a las instalaciones del Semefo ubicado en el complejo de seguridad estatal a fin de dar inicio con el estudio del cadáver. La necropsia comprende todo lo relacionado al lugar del hecho, indicios y herramientas que se usaron para perpetrar el asesinato y el posterior levantamiento del cuerpo. Todos los cadáveres se atienden con un protocolo de conocido o desconocido para generar una identificación científica y una identificación judicial.
El protocolo de la necropsia consta de varias fases. La primera es el levantamiento del cadáver debido a que la posición, temperatura del lugar y los elementos asociados al cuerpo como es el objeto vulnerante, las manchas de sangre pueden orientar en relación a la causa de muerte.
Cuando el cadáver llega a la sala de autopsias, es la segunda fase con la inspección externa, donde se ve qué prendas de vestir portaba, si esas serán elementos de evidencia se retiran con cuidado y se embalan para rastreos y química genética, para ello se envían a laboratorios auxiliares con los cuales se cuenta en la Dirección de Servicios Periciales, como son de química, genética, dactiloscopia y balística por mencionar algunos.
Teniendo el cadáver sin ropa se activa la fase tres con los fenómenos cadavéricos como son lividez, rigidez, temperatura o si se encuentra en putrefacción. Con ello se determinará el tiempo de muerte.
La fase cuatro corresponde a las señas particulares como los son cicatrices, tatuajes, amputaciones, lunares, prótesis, órtesis o ayudas funcionales, ya que si tiene por ejemplo una prótesis dental ese elemento servirá para hacer un cotejo con el dentista.
La fase cinco se refiere a las lesiones externas: qué tipo, tamaño, posición y forma,
además si penetran o no cavidades. Si son heridas producidas por proyectil de arma de fuego tienen que identificar el orificio de entrada, tamaño, dirección, si hay salida marcar trayectoria, este elemento puede darles la posición víctima-victimario.
La fase seis es abrir por cavidades, se inicia por cráneo, destapan bóveda craneal, sacan cerebro, cortes, meninges y se revisan todas las estructuras. En cuello es ver desde lengua, vías aéreas superiores, tiroides, arterias y tráquea, luego músculos y hacia atrás columna.
Luego tórax, con pulmones, corazón y la parrilla costal, columna, esófago, todos los vasos de los arcos costales; si es niño el timo.
Sigue abdomen, es la parte más complicada debido a que tiene más estructuras, se inicia la revisión en orden anatómico como es mesenterio, hígado, estómago, colon, intestino delgado, páncreas, levantas atrás para revisar riñones y piso pélvico, apéndice. Si es mujer: útero, trompas y ovarios. Si es hombre: vejiga, próstata y recto.
Con las extremidades se termina la exploración y se cierra cada una de las heridas.
“Es muy importante, no nos quedamos con nada, la gente piensa que le quitan todo y vacían el cuerpo, pero con todo lo que llega se va”, aseguró el médico legista. Si acaso toman muestra de sangre, orina, humor vítreo, huellas dactilares, cabello, vello, en su caso si ya no hay sangre o el cuerpo está en descomposición se tomará una pieza dental o fragmento de hueso para DNA o en vísceras y órganos una biopsia de corazón o segmento de cerebro, todo depende del caso.
El cuerpo se baña, se embolsa y está listo para entregar a la familia.
En el caso de los desconocidos tras obtener el ADN se perfila, se van a tomar
huellas para cotejar con el Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (AFIS) y el perfil genético se cotejará con la base de datos de familias que buscan a una persona; si no hay coincidencia ni elemento para suponer quién es, se va a la fosa común.
Actualmente, las fosas son individuales cada uno con su ataúd identificados, en el panteón se coloca un señalizador metálico con el número de SIEC con la finalidad de que si con el tiempo se identifica la familia tenga la posibilidad de exhumarlo. El
cuerpo lleva identificadores junto a la bolsa, junto al cadáver, fuera de la bolsa y en el ataúd para tener la certeza que el cadáver corresponde al folio.
Esos cuerpos se refrigeran por determinado tiempo, el Ministerio Público es quien autoriza la inhumación, ello tras subir los datos a la Plataforma México. Tan sólo en el 2017 fueron inhumadas 100 personas no identificadas en la ciudad de Chihuahua.
En el Semefo se cuenta con archivos desde el 2004, en el 2017 se concluyó con mil 800 necropsias.
El doctor Mauro Bernal detalló que el tiempo de la necropsia depende del cadáver, puede ser desde 90 minutos hasta las 4 horas. Explicó que no es lo mismo medir y relacionar 20 balazos a uno solo en la cabeza, pero para ello a la hora de inspección se usan auxiliares didácticos para realizar esquemas que se agregan al dictamen.
“Nosotros les damos los elementos a Ministerio Público, que es el que se encarga de dirigir la investigación y le da la vía jurídica”, señaló.
Todo este proceso se realiza en la sala de autopsias, cuyo olor es sumamente particular y penetrante.