Menores infractores y policías remodelaron casa incendiada

Como parte de su servicio comunitario

Karina Rodríguez

  · sábado 13 de octubre de 2018

Idaly Montaño

Un total de quince menores infractores remozaron la casa incendiada de doña Rosa Esther Villezco Ramírez, como parte de su servicio comunitario realizado a través de la Unidad de Pandillas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSMP), donde se tienen detectadas 415 pandillas o grupos de jóvenes que se reúnen por actividades comunes.

Germán Rogelio Hernández Reynosa, encargado de la Unidad de Atención a Pandillas (UAP), informó que en esta área, además de realizar el análisis y el censo de las pandillas de la ciudad, también ejecutan programas como el servicio comunitario, donde se trabaja con los menores de edad infractores que cometen faltas al Bando de Policía y Buen Gobierno; las más comunes escandalizar o tomar bebidas alcohólicas en la vía pública, predominando los jóvenes de entre 14 y 16 años.

Dicho programa contempla acciones de reforestación de parques y jardines, así como servicios en casas de personas en situación de vulnerabilidad, tratando de crear conciencia entre los jóvenes para que valoren lo que tienen en sus hogares, al estar en contacto directo con quienes puedan carecer de lo básico para vivir.

De igual manera, los menores infractores visitan asilos de ancianos y casas hogares para convivir con ellos o hacer mejoras en la infraestructura.

La Unidad de Pandillas de la DSPM va muy de la mano con Trabajo Social y Prevención, departamentos que apoyan con materiales, pero también llevando el registro de los jóvenes, incluyendo sus direcciones, para poder buscarlos y, es que cuando no acuden al servicio social, los agentes hacen una visita domiciliaria para saber el motivo de su ausencia, tomando en cuenta que es un compromiso que pacta el padre o tutor ante un juez de Barandilla.

Los elementos tratan de hacerles ver tanto a los menores de edad como a sus tutores que es una obligación cumplir con el servicio social, cuyo objetivo es beneficiarlos, pues aparte de participar en estas actividades de labor social los agentes tienen un contacto directo con los jóvenes para tratar de comprender qué les aflige.

“Algunas veces nos dicen a nosotros cosas que los padres ni siquiera saben. En ocasiones resienten falta de atención y se refugian a lo mejor en una pandilla o un grupo de jóvenes; teniendo esos antecedes, nosotros aportamos algo con los padres y muchos de ellos cambian actitudes, al igual que sus hijos”, indicó el agente Hernández, quien destacó que algunos de estos menores infractores luego regresan como voluntarios, inclusive unos de ellos hasta optaron por desempeñarse como policías.

Cabe precisar que la falta de atención no es la principal causa para que se conviertan en menores infractores, sino más bien la desintegración familiar, de acuerdo al entrevistado que colabora activamente en esas actividades, al igual que otros elementos de la UAP que detecta a los casos que necesitan ayuda por medio de los departamentos de Prevención y Trabajo Social.

Es a través de juntas vecinales como los identifican. En esta ocasión, colaboraron en la vivienda de doña Rosa Esther Villezcas Ramírez en la colonia Porvenir III. La casa se incendió parcialmente luego de que su hija que padece una enfermedad mental le prendiera fuego, ocasionando la pérdida de muebles y el daño de estructuras.

Los jóvenes que participaron esta semana en el servicio comunitario desarrollaron labores de limpieza, lavado y pintado de paredes, retiro de los muebles dañados a pie de banqueta para que sean recogidos el área de Parques y Jardines. Además, en caso de ser necesario, la UAP hace gestiones para adquirir algunos muebles.

“Estas labores los impactan de manera positiva, porque toman conciencia que al final de cuentas es nuestro objetivo”, acotó Hernández Reynosa.

Actualmente quince menores son los que se encuentran realizando servicio social, aunque cada semana el número puede variar, tomando en cuenta que deben cumplir ciertas horas de trabajo dictaminadas por el juez calificador, que les da de cuatro a ocho sábados, en un horario de 9:00 a 12:00 horas.

Anteriormente los menores infractores eran en su mayoría del sexo masculino, pero a la fecha es equitativo con el sexo femenino, de hecho en ocasiones son más las mujeres en los grupos realizando servicio comunitario, donde resaltan los chicos de entre 14 y 16 años, de acuerdo al coordinador de la UAP, que detectó este aspecto desde hace alrededor de un año y medio.

Se tienen registradas un total de 415 pandillas en Chihuahua, siendo las colonias del Cerro de la Cruz y Villa Juárez donde predominan estos grupos. “Algunas de las pandillas han ido mutando a pandillas penitenciarias como Los Aztecas o Los Mexicas; pero la mayoría rectifica su camino al pasar a la edad adulta, entonces las pandillas van desapareciendo debido a ello”, explicó.

“Estamos muy orgulloso de pertenecer a la DSPM y poder un granito de arena para con los jóvenes que son el futuro”, finalizó el coordinador.



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