Trescientos mil pesos es la meta que los integrantes de la asociación civil “Centro de Investigación en Bioingeniería” (Cibac AC) se han fijado como objetivo para reanudar su labor social en apoyo a personas de escasos recursos con problemas cardiovasculares, misma que iniciaran en 2010 en un laboratorio propiedad del Tecnológico de Monterrey Campus Chihuahua, ubicado en el edificio conocido como “PIT3”, al interior del Parque Tecnológico Orión, mismo que la institución otorgó en préstamo a la asociación civil para que puedan continuar con su labor humanitaria, que desde entonces ha beneficiado a más de 500 personas con terapias con equipo biomédico de última generación.
La doctora doctora Karla Bustamante, miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) nivel uno y presidenta de Cibac, precisó que gracias a las facilidades otorgadas por el campus Chihuahua del Tecnológico de Monterrey, recientemente han podido volver a poner en marcha el laboratorio que anteriormente fue utilizado con fines puramente académicos, pero para poder operarlo con solvencia en beneficio de la ciudadanía es necesario recaudar la cantidad antes mencionada, con lo cual podrían poner en marcha un laboratorio único en el estado y uno de los pocos en el norte del país.
“Tuve la oportunidad de hacer mi maestría y doctorado becada por Conacyt en Inglaterra, luego fui a hacer un posdoctorado en Estados Unidos y regresé al país como parte del programa de repatriación aquí al Tecnológico de Monterrey, y una vez aquí comencé a notar la problemática derivada de la falta de tecnología accesible para la atención que personas con padecimientos vascular-cerebral, y comenzamos a trabajar en la conformación de una asociación, la cual instituimos en 2013”, relató.
En este sentido, explicó que tras el cierre de la Ingeniería en Medicina Biomédica en la institución, directivos del campus les ofrecieron poder continuar con su trabajo otorgándoles el laboratorio y sus instalaciones bajo préstamo.
“Queremos hacer medicina basada en evidencia, porque yo puedo pensar que este equipo es muy bueno, pero tengo que probarlo, ello comparando el avance de los pacientes en una terapia tradicional y en la terapia robótica, para ver el impacto real que tiene”, dijo.
Sin embargo, para poder solventar los costos de operación del equipo y el personal, estimaron que se necesita una inversión de 300 mil pesos, con los cuales se puede poner en marcha un plan de financiamiento con costos diferidos, el cual les permita ofrecer servicios de otra índole a atletas y demás interesados en aprovechar la tecnología del laboratorio con otros fines como lo es el monitoreo corporal y otros usos, cobrando por ello una cuota definida que permita ser flexible con las personas de escasos recursos mediante becas.
“No queremos depender de las donaciones todo el tiempo sino ser autosustentables, y al mismo tiempo poder atender estas personas que no pueden pagar el servicio con un costo mínimo”.
En este sentido, precisó que de llegar a la meta deseada y comenzar sus actividades, estarían en posibilidades de atender al mismo número de personas (500) desde que comenzaran en 2010, tan sólo en los primeros dos años posteriores.
“Este laboratorio es único en el estado y uno de los pocos que hay en el país, cercano a nosotros se encuentra uno en la Universidad de Texas, pero éste es utilizado para fines exclusivamente académicos”, concluyó.