“Cuando oí cáncer, lo primero que pensé fue ‘me voy a morir’. Porque está ligada la palabra y a la familia, mis padres murieron de cáncer, luego vino a mi mente, ‘¿cuánto me queda?’. Y más adelante empecé a vivirlo, no pasa mucho tiempo, porque no podía darme el lujo. Es de un día para otro, nada más, que reaccioné. Y luego dije, ¿por qué no? ¡Que chingue su madre el cáncer, sí la voy a hacer!”, compartió Olga Leticia Moreno, quien ha derrotado al cáncer y vive enriqueciendo la vida de los demás con su cátedra, don de gentes y ejemplar fortaleza.
Comprometida con educar a los jóvenes en la experiencia que ha desarrollado en el campo de la política y el periodismo, es docente de las materias Marketing Político, Historia de las Ideas Políticas, Medios Masivos y Comunicación y Espacio Público. Adicionalmente está preparando un curso de Liderazgo, análisis y ética, por el interés de que los jóvenes empiecen a dimensionar la ética y la responsabilidad, la preparación que requiere un político antes de entrar a un cargo público.
“En ese momento supe que el reto no era la enfermedad, sino ser mejor persona y yo dije, ‘el cáncer me tiene que hacer mejor persona’, y yo así lo siento, porque cada día es ganarle a la vida. Valoro la bendición, por ejemplo, mi hijo vivía lejos; estaba tan angustiado, ir y venir, todo porque es una cosa muy difícil para los hijos, y de pronto le salió trabajo aquí y todo se arregló”, acotó.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, alienta a sus alumnas a superarse, con las bondades que las realidades actuales les permiten disfrutar, dejando los pretextos de lado. Como un apostolado, inculca el amor por la cultura a sus estudiantes, porque afirma, es lo único que les puede ayudar a enfrentar la realidad de su entorno.
“La mujer es un custodio de los valores de la familia, de una sociedad, porque lo que haga o deje de hacer una mujer trasciende las paredes de su hogar, y se traslada a la sociedad, para bien o para mal: para bien con hijos amados, que te sientes responsable de formarlos; para mal, cuando los hijos se abandonan, cuando se prefiere ser mujer, y en nuestra escala de valores, no tenemos madre antes que nada. Porque cuando falla el padre, la madre no puede fallar y cuando falla la madre, el padre no puede fallar”, mencionó.
Su fortaleza de carácter viene de herencia, especialmente de sus abuelas, mujeres maravillosas con personalidades muy distintas.
“Una muy fuerte, con una visión más amplia, tomé mucha fuerza de mi abuelita María, sus últimos años los pasó sufriendo de artritis y ceguera, pero nunca la oí quejarse. Ella escuchaba en la radio de banda ancha, estaciones de México, España…, y ella me habló de la Segunda Guerra Mundial, de Juan XXIII. Me enseñó a valorar la vida en paz, la paz en función de los valores de la familia. Mi abuelita Rita, de ella saqué mucho lo físico, la estatura, también la fe, porque era una persona profundamente religiosa, tenía el concepto del feminismo muy arraigado, había estudiado en Nueva York, pero cuando se casa y recibe la opresión de un hombre en aquel entonces, solía decirme, ‘en mis tiempos no éramos tontas, lo que pasa es que no nos dejaban. Yo debería haber nacido en este tiempo”, relató.
En ese sentido, invitó a todas como mujeres, a unirse y aprender a respetar la visión que podamos tener del feminismo, es acorde a nuestra propia vida, y no tiene que ser compartida por los demás. “Tiene que ser respetada”, aseveró.
Olga Leticia ocupó puestos como funcionaria en el Estado de México, como directora general de Información con atención a 500 medios; y como titular en la Junta de Asistencia Privada en el estado de Chihuahua, además de ser de las primeras mujeres periodistas, siendo la única mujer entre periodistas hombres en su labor periodística desempeñada en Ciudad Juárez.
“Nunca me sentí discriminada, porque yo siempre medí mi entorno. Ni cuando era la única reportera en Juárez, porque había puros hombres. Nunca fui discriminada, ni acosada, ni se me limitó, ni se me cuestionó por ser mujer mi capacidad. Creo que la vida ha sido muy generosa en los espacios de vida profesional que me tocó vivir, ha sido maravilloso, ha sido una bendición el periodismo, y también un reto. Mis compañeros al principio eran como hermanos mayores, canijillos, pero siempre estaban para defenderme”.
En la conmemoración del Día de la Mujer 2020, exhortó a que se acompañe con un minuto de silencio por las heridas, por las guerras perdidas, por el esfuerzo de la mujer, y celebrar por los logros alcanzados.
“Tenemos ejemplos maravillosos, jóvenes que han escalado espacios que nunca se pensaron que llegarían a ocupar las mujeres, vemos mujeres al frente de la Casa de Bolsa, y en el caso de las empresas, el empresario asimiló muy bien el género, pero no en el sentido como lo ven las feministas de espacios casi producto de un decreto, sino, en el ámbito de la iniciativa privada, de las empresas, se valoran capacidades, no importa si es hombre o mujer, y se valoran perfiles de puesto. Y eso, es un gran logro de la mujer”, finalizó.
Exhortó a que se acompañe con un minuto de silencio por las heridas, por las guerras perdidas y celebrar por los logros alcanzados
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