Con peregrinación y danzas celebraron matachines de la ciudad de Chihuahua su tradicional visita al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, al ritmo de cascabeles, tambores y carrizos recorriendo las calles del Centro Histórico, en un contingente de más de 400 danzantes entre apalaches, aztecas, chichimecas y matachines, que ofrecieron sus bailes en forma de adoración.
El punto de reunión fue bajo en la plaza del Ángel, donde el ser divino empuña en lo alto su espada. Las danzas cumplieron ceremoniosamente su ritual de vestir y colocar los aditamentos como arcos, plumas, cascabeles, carrizos, colleras, sandalias, para posteriormente ‘trazar el cuadro’, es decir, el espacio que utilizan para danzar.
Algunos casos con sus ‘diablos’, personajes que atormentan a los bailantes con látigos, máscaras siniestras, gritos y escaramuzas a su alrededor. Unos más feos que otros, otros cargando elementos como muñecos ensangrentados, vestidos de mestizos, que en algunas danzas, se confabulaban entre dos o tres para cumplir su cometido.
En el caso de otras danzas, había elementos como la ‘Malinche’, quien viste también a la usanza tradicional, pero que sostiene el estandarte mientras los fieles danzantes invocan, ruegan, agradecen y adoran con sus danzas.
Después de una primera danzada, queda establecido el lugar, y el cuadro definido, luego quedaba esperar, en un ambiente de fraternidad entre los hermanos matachines. En punto de las 13:30 horas, en un contingente colorido y resonante, los matachines tomaron la avenida Juárez, hasta llegar al bulevar Díaz Ordaz, luego siguieron por la Victoria y después por avenida Cuauhtémoc.
Después de más de una hora, se veía en lo alto de la calle el Santuario, hasta donde llegaron, presentaron sus honores a la Madre de todos los mexicanos. A las 15:00 horas inició la sagrada eucaristía, que fue oficiada por el Pbro. Gustavo Sánchez Prieto, quien ofreció la homilía dominical.