Cd. Cuauhtémoc, Chih.- 68 jovencitos de entre 11 y 18 años que viven en comunidades serranas de Carichí no pueden regresar al albergue donde vivían de lunes a viernes para poder asistir a la Secundaria Técnica número 22.
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La maestra Karina Gómez es conocida por realizar campañas para convocar a padrinos para que apoyen a estos alumnos con alimentos mes a mes, encargándose incluso de comprar los víveres y de cocinarlos para ellos.
En entrevista, comparte a El Heraldo que las instalaciones del albergue denominado “Casa del Estudiante Indígena”, han avanzado en un 70% aproximadamente, luego de que tuviera que volver a ser construido tras sufrir un incendio en noviembre de 2018.
Mientras tanto los estudiantes indígenas habían estado viviendo durante la semana en un albergue que es destinado a los jornaleros, pero ahora con la pandemia no han podido bajar de sus comunidades a Carichí.
La lejanía de sus lugares de origen tradicionalmente ha impedido que vayan y vengan a diario, por lo que sólo se iban los fines de semana con sus familias a la sierra.
En estos tiempos de contingencia, el Director de la Secundaria Técnica 22 se encarga de visitarlos y llevarles los cuadernillos de estudio para que los respondan, sin embargo tienen que hacerlo sin la impartición de una clase o asesoría.
Y es que dichos estudiantes no tienen luz en sus hogares ni televisión, mucho menos una computadora e internet, por lo que no tienen manera de observar sus clases a través de una pantalla como en el caso de los menores de la zona urbana.
La docente de la Secundaria Técnica 22, Karina Gómez, comparte que como maestros están limitados a los lineamientos que marque la Secretaría de Salud y aunque ha propuesto dar clases presenciales a grupos pequeños, ha sido imposible que le den luz verde.
A la preocupación de Karina se suma la de los padrinos que le preguntan constantemente por sus ahijados, pues han unido esfuerzos para lograr darles una alimentación sana que les ayude en el aprovechamiento escolar, y en este momento nada pueden hacer.
Pese a la enorme necesidad de la construcción del albergue, el atraso fue inaudito por parte del Gobierno del Estado. Fue hasta un año tres meses después que empezaron con la reedificación. En este momento ya debería estar concluido y listo para recibir a los menores indígenas en cuanto la Secretaría de Salud lo permita.
El 21 de enero del año pasado, el Gobierno del Estado había anunciado que en tres o cuatro meses estaría listo.
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