Jiménez, Chih.- En crisis la ganadería en Jiménez, donde ya hay zonas que se han convertido en cementerio de reses por la prolongada sequía. Los altos costos de los forrajes convierten la suplementación alimentaria en una pesada cuesta, accidentada con la caída en los precios para la exportación, obligando a algunos productores a vender “barato”, pues resulta más oneroso mantener sus hatos.
Por años, el estado de Chihuahua, se ha situado entre los primeros lugares de la actividad ganadera, el potencial y el auge de la actividad, dieron al productor la rentabilidad y la posibilidad de seguir impulsando la producción pecuaria.
Apenas en 2019, en la inauguración de la expo agro, el gobernador, Javier Corral Jurado, presumía que la entidad ostentaba el cuarto lugar en producción de leche y carne bovina y el primer lugar de ganado en pie, con un valor de más de seis mil 500 millones de pesos.
La posición actual en el ranking aún no se conoce; sin embargo, para venir de tan buenos resultados, la actividad ganadera agoniza, en ciudad Jiménez. La sequía prolongada por casi cuatro años y los precios de los forrajes, han venido dando el tiro de gracia al productor.
JIMÉNEZ, DE LAS ZONAS CON MAYOR SUPERFICIE DE PASTOS PARA AGOSTADERO
Según información del Inegi, Ahumada, Camargo, Jiménez, Coyame del Sotol y Ascensión, son los municipios que cuentan con mayor superficie cubierta con pastos naturales, de agostadero o enmontada, en conjunto suman cinco millones 671 mil 782 hectáreas, abarcando el 37 por ciento del total estatal de dicho tipo de vegetación.
Tan solo Jiménez, posee el 7.1 por ciento de dicha superficie de pastizales, que representa 402 mil 696. 522 hectáreas. Lastimosamente, la falta de agua y humedad en el suelo, han extinguido hasta el más mínimo brote que pudiera servir de alimento para el ganado, de los cerca de tres mil productores ganaderos del distrito, que aglutina a la Vieja Huejoquilla, López, Coronado y Allende.
CEMENTERIO DE GANADO
La situación se ha vuelto tan crítica que la muerte de ganado ya es una triste realidad, tomando el camino al ejido chupaderos, frente a la maquiladora Leviton, rumbo a la hacienda de Los Remedios, pasando por los ejidos Puerto de Batueca, Providencia y Leyes de Reforma, hasta llegar al lugar conocido como San Javier.
Ahí, en la bonanza hídrica, se formaba una especie de presón, que otrora época servía como abrevadero para las vacas, posteriormente se convirtió en un pegajoso lodazal, donde los débiles animales, por la escasez de alimento, han quedado atrapadas en su búsqueda de agua, encontrando solo la muerte, por lo que las reses muertas, son una constante en el panorama.
Un productor de dicho lugar, quien omitió sus generales, indicó que al menos en su caso, han sido 30 los animales que ha perdido en dicho lugar, ello sin contar los decesos que se han suscitado en sus corrales.
Hay quienes tienen pozos, pero es poco el vital líquido que se puede extraer, por lo que hay quienes se tienen que dar a la tarea de acarrear el agua para los animales, aún y cuando estos lugares se encuentran alejados de la cabecera.
SUPLEMENTACIÓN ALIMENTICIA, UNA UTOPÍA COSTOSA
Si bien durante la temporada de sequía, la practica y la recomendación de los expertos, es la de suplementar la alimentación del ganado con pasturas y forrajes, no es que haya anarquía o el consejo se eche en saco roto, sino la falta de recursos para solventar el elevado precio de los forrajes que día a día, siguen repuntando sus precios.
Por ejemplo, hace cuatro años, aproximadamente, una paca de alfalfa podría comprarse entre 70 y 80 pesos, a la fecha, su valor ha repuntado casi al doble, pues se vende hasta en 180 pesos, en el mejor de los casos 140 o 160 pesos.
Hay otras opciones como el rastrojo, la paca de 400 kilogramos cuesta cerca de 900 pesos, más el costo de la molienda, se superan los mil pesos. Una opción más económica, pero de poco valor nutrimental para los animales, según lo explicó el entrevistado.
Ahorita molemos pastura y se le combina con el rastrojo, pero solo para medio sostener a los animales, y ya es una inversión de entre cuatro mil y cinco mil pesos por semana, si se les dieran pacas diariamente, ya no serían los cinco mil pesos por semana, sino por día, ¿a dónde va a parar uno?expresó.
La falta de nutrientes provoca deficiencias en el desarrollo del becerro en el vientre, “nacen los becerritos y parecen gatos, sin contar que, al momento de parir, a las vacas se les sale la matriz por la alimentación deficiente”, señaló el ganadero.
LA CAIDA DE LOS PRECIOS DEL GANADO
Otra estocada a la ganadería ha sido el desplome en los precios de las reses, tanto para exportación, así como a nivel local. Según la experiencia del entrevistado, actualmente una vaca delgada se vende en tres mil pesos, cuatro mil, ya bien vendida.
“Hace dos años cuando la mayoría del ganado se encontraba en buenas condiciones, aquí a novel local una vaca se podía vender entre los 15 mil y los 18 mil pesos, y un becerro en el mismo rango, ahora a lo mucho se pueden pedir unos ocho mil pesos por cría”, recordó el entrevistado.
La versión oficial coincide con la del ganadero, el jefe de la Secretaría de Agricultura, en el distrito de Jiménez, Roberto Arturo Baca Perea, dio a conocer que en el ultimo año el precio del ganado de exportación ha caído en un 35 por ciento.
Aún a mediados del 2020, un animal se vendía hasta en cien pesos por kilogramo en el mercado extranjero, sin embargo, con la perdida de terreno del peso mexicano, frente a la divisa americana, el valor fue disminuyendo. Lo anterior aunado a la sequía severa y a la merma en la calidad de los animales, situación que el mercado comprador ha aprovechado para “valuar” la mercancía.
La baja en el precio del ganado exportación ha sido tal, que, hasta el momento de esta publicación, el kilogramo de un animal en pie, para la exportación, cayó hasta los 65 pesos, 72 pesos en el mejor de los casos.
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VENDER BARATO, ES MÁS RENTABLE QUE SOSTENER EL HATO
Por lo anterior, Baca Perea comentó que pese a que los precios se mantienen bajos, muchos agricultores están optando por vender sus animales, ya que ante la difícil situación, prefieren reducir sus hatos, pues el mantenimiento del mismo resulta oneroso.
No obstante, también hay quienes continúan haciendo el esfuerzo de mantener sus cabezas de ganado a la espera de tiempos mejores que se reflejen en una verdadera rentabilidad para su lapidada economía.
Tal es el caso del ganadero entrevistado y mencionado en líneas anteriores, quien expresó: “es mejor hacer el esfuerzo para sostener las vacas, aunque estén flaquitas, hasta que se esto mejore y poderlas vender cuando los precios suban, para no tener que malbaratarlas”.
LA ESPERANZA DE LA LLUVIA
Pero como versa el dicho popular, “la esperanza es lo ultimo que muere”, y la esperanza de que la bendita lluvia llegue a la región, las cabañuelas, por años sabias profetas para la gente del campo, en su momento anunciaron precipitaciones en Junio, por lo que basta esperar la bendición del cielo y que el ya tan mencionado cambio climático, no haga de las suyas.
PESE A LO ADVERSO, HAY REGIONES PEORES
A decir del ganadero entrevistado, aún y con las vacas flacas y la muerte del ganado en la región de Jiménez, de Parral rumbo a la región serrana, el panorama es más crítico, “allá, ya ni las vacas flacas se ven”, concluyó el entrevistado.