Cuando están por cumplirse 18 años del aterrador asesinato de la niña Bárbara Jazari Batalla Alvarado, los parralenses no olvidan este crimen que sin duda estremeció e impactó a la sociedad por su extrema crueldad y es que después de cinco días de angustia por su desaparición, su cuerpo fue encontrado sin vida y desmembrado en el patio de una vivienda de la colonia Infonavit San Uriel.
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El caso Barbarita resonó en todos los rincones de Parral, pero además trascendió a lo largo y ancho del estado y del país, inclusive a nivel internacional, por ser uno de los crímenes más atroces registrados principalmente en esta ciudad y que en ese 2006 hacía 34 años, Parral vivió un hecho muy similar con el caso de Rebequita, una niña que murió en condiciones muy parecidas y que igualmente enlutó a la sociedad parralense.
La pequeña Barbarita de apenas tres años y medio de edad fue reportada como desaparecida el 14 de agosto del año 2006 y tras cinco eternos días de incansable búsqueda, en la cual se vieron involucrados en medio de la desesperación, frustración e indignación, sus familiares, vecinos y la ciudadanía en general, la búsqueda término el 18 de agosto al encontrar partes de su cuerpo desmembrado en una bolsa en el patio de una casa de la colonia Infonavit San Uriel.
El hallazgo horrorizó y enlutó a la sociedad parralense por la crueldad extrema en que murió la pequeña Barbarita, a quien el asesino le quitó la vida que apenas empezaba a los tres años y medio al momento del asesinato y que de no haber sido así en la actualidad tendría 21 años y medio.
El 14 de agosto fue reportada la desaparición de Barbarita
El lamentable caso de Barbarita ocurrió desde el momento de su desaparición cuando un día normal como cualquier otro, el 14 de agosto del 2006, la menor se encontraba jugando en compañía de su hermano enfrente del domicilio de su abuelita en la calle Fresnito No. 51, en un horario entre las tres y cuatro de la tarde, algo muy común, ya que a esta hora esperaban a sus padres que regresarán del trabajo, pues ambos laboraban en la Maquiladora Alambrados y Circuitos Eléctricos.
Ese día por alguna razón la abuela tuvo un contratiempo dentro del domicilio y se demoró, por lo que al salir se percató de la desaparición de la niña, en tanto la versión del hermanito fue que un sujeto desconocido se la llevó de la mano rumbo al cerró y fue la última vez que la pequeña fue vista con vida.
La desaparición de la menor fue reportada ese mismo día ante la Subprocuraduría de Justicia e inmediatamente se inició la búsqueda por toda la ciudad y la foto de la menor fue distribuida mediante volantes donde se pedía el apoyo de la ciudadanía.
Para el día 15 de agosto, elementos de la Subprocuraduría de Justicia y de la Dirección de Seguridad Pública iniciaron la búsqueda a través de cateos en la colonia San Uriel, acción a la cual se sumaron familiares, vecinos y los propios ciudadanos, pero el día terminó sin resultados positivos.
El 16 de agosto continuó la búsqueda y se inició una “Cadena Humana” para tratar de dar con el paradero de la menor, acción que se realizó hasta la noche, inclusive se alargó a las primeras horas del día siguiente y a pesar de los esfuerzos no se tenían datos.
A casi 48 horas de la desaparición de Barbarita, el jueves 17 de agosto la menor seguía sin aparecer y sus familiares manifestaban la impotencia luego de horas de angustia que vivían ante la falta de resultados, pero los esfuerzos no se detenían por localizarla y se realizó una caravana por las principales calles de la ciudad entregando trípticos donde aparecía la foto de la menor, así como sus características físicas y en vehículos aparecieron leyendas de auxilio como una manera para que la sociedad estuviera enterada del hecho y pudiera contribuir a su localización.
Por la desesperación en esperan de noticias, en pancartas se podían leer frases como: “Jazari te buscamos y te encontraremos”, “Necesitamos a Bárbara” y “Si tienen corazón regresen a la niña”.
Finalmente, llegó el trágico día, viernes 18 de agosto, cuando entre las tres y cuatro de la tarde ingresó una llamada al Sistema de Emergencias, en ese tiempo 060, donde se reportaba la aparición de una bolsa de plástico en cuyo interior estaba el cuerpo desmembrado de una persona.
El hallazgo fue en la calle Palma de la misma colonia San Uriel y a tan solo una cuadra de donde vivía la niña, e inmediatamente se dio la movilización de las autoridades y el lugar fue acordonado, siendo en ese momento cuando las esperanzas de hallar sana y salva a Barbarita terminaron.
Tras encontrar el cuerpo desmembrado de la menor, este hecho conmocionó a la sociedad y se produjo una movilización en las calles para pedir justicia y que se entregara al animal, como llamaban al asesino, y por cierto a las puertas de la Subprocuraduría de Justicia, que en ese tiempo se encontraba en la calle Acacias frente al Lienzo Charro, los ánimos se caldearon a tal grado que elementos de la Policía Municipal accionaron sus armas al aire para tratar de controlar la situación.
Fue así como luego de cinco días angustia de la familia, finalmente el resultado de la búsqueda fue fatal, pero la pesadilla no terminaba, ya que el sábado 19 de agosto, frente al domicilio donde vivía Barbarita en la calle Fresnillo, se encontraron más restos en el techo de otra vivienda, los cuales correspondían a miembros inferiores (piernas), una pelvis y dos huaraches de menor.
Tal situación dejó impactados a todos los habitantes de la ciudad y sobre todo más, porque estudios forenses de la Subprocuraduría de Justicia confirmaban que efectivamente se trataba del cuerpo de Barbarita y que había muerto debido a la pérdida de sangre a causa de las cortadas que tenía en diferentes partes del cuerpo.
Último adiós a Barbarita en medio de una total consternación
Fue el domingo 20 de agosto cuando en medio de una total consternación se dio el último a Bárbara Jazari Batalla Alvarado en el Panteón de Dolores. El llanto y dolor envolvieron el ambiente al despedir a Barbarita a quien le arrebataron la vida de la peor manera.
Los parralenses alzaron la voz exigiendo justicia, por lo que después del sepelio aproximadamente 150 personas se presentaron en la Subprocuraduría de Justicia para pedir se esclarecieran los hechos, así como también la pronta detención del asesino.
Existía zozobra entre los habitantes mientras el asesino no fuera capturado, mientras la Subprocuraduría mostraba hermetismo sobre el artero crimen con cateos en busca de evidencias y al término de la flagrancia no se tenían detenciones, pero si habían declarado 28 personas y dos se habían sometido al polígrafo, incluso se daba a conocer en el momento, que la dependencia ofrecería una recompensa por información sobre el paradero del asesino.
Después de seis meses fue detenido el presunto asesino
Pasaron los días, los meses y el asesino seguía suelto, hasta que, en medio de una fuerte presión social, el 20 de marzo del año 2007 fue detenido como sospechoso el joven J. J. G.G., a quien muchos señalaban como practicante de rituales satánicos, mientras que otros más, afirmaban que solo se trataba de un chivo expiatorio para acallar el descontento de la sociedad.
La Subprocuraduría de Justicia señaló al presunto culpable como el asesino confeso de la niña, narrando detalladamente la manera en que ocurrió el crimen y revelando que utilizó herramientas como martillos, cuchillos y un serrucho para segmentar el cuerpo de la niña. Posteriormente separó las extremidades una por una, todo ello sin sentir el menor remordimiento.
El imputado, tío de la menor, recibió una sentencia de 31 años de prisión por homicidio calificado en marzo de 2007, pero luego de 12 años y seis meses de estar recluido obtuvo su libertad en el 2019, tras ser declarado inimputable por el juez.
Transcurrió alrededor de un año y medio, tiempo en el que el homicida estuvo en libertad, hasta que una nueva orden de aprehensión fue emitida en su contra y el 19 de febrero de 2021 fue nuevamente detenido en el municipio de Madera y un Tribunal de Segunda Instancia incrementó la pena a 43 años y nueve meses de prisión.
Caso Rebequita, un asesinato muy similar ocurrido en Parral
El crimen de Barbarita es uno de los más crueles y despiadados que se han registrado en Parral, pero hay quienes recuerdan también el caso de Rebequita, una niña de entre cinco y seis años que murió en circunstancias muy similares, 34 años antes de la muerte de Barbarita.
Hace aproximadamente 58 años la muerte de Rebequita también estremeció a la sociedad parralense y este caso se registró en la calle Simón Bolívar, entre la Juan Rangel de Biezma y 20 de Noviembre.
De acuerdo a personas a quienes les tocó vivir esa tragedia, el asesino de Rebequita vivía a cuatro casas de su domicilio y quien después de acabar con su vida y seccionar su cuerpo, lo metió a una maleta, logrando huir con la maleta hasta llegar a Torreón, donde versiones aseguraban que fue encontrado muerto y no se esclareció si él mismo se quitó la vida por los remordimientos o bien le fue aplicada la ley fuga después de ser detenido.
Nota publicada originalmente en: El Sol de Parral