DR. BELISARIO DOMÍNGUEZ, Chih.- El templo jesuita de la Asunción de María en la comunidad de Santa María de Cuevas es una de las joyas arquitectónicas de su tipo más valiosas, no sólo del norte del país, sino a nivel nacional y del norte de América, pues aún conserva su forma y estructura original, siendo considerado patrimonio cultural de México. En su interior resguarda un tesoro único, ya que su techo fue pintado a mano y el diseño alude al mundo celestial del momento de la Asunción de María.
En la última intervención de restauración se le devolvió el color al techo del área del coro, sitio que cada domingo se usa, por lo que era necesario reforzar su estructura.
La inversión planteada para la recuperación de este espacio de 32 metros cuadrados era de casi un millón de pesos, sin embargo se hicieron algunos ajustes para cumplir con el presupuesto de 756 mil pesos.
Es un templo es único por su sistema constructivo y por la pintura figurativa con la que cuenta, la cual es una de las más antiguas del norte de la Nueva España, es decir, del sur de Estados Unidos y norte de México.
En la actualidad no existe una techumbre como esta, afirma la doctora Karla Muñoz Alcocer, quien explica que su sistema constructivo probablemente fue usado en Europa y Nueva España, pero ahora es la única que se conserva.
UNA MISIÓN EN TIERRA DE INDIOS
La Asunción fue fundada como misión visita de San Francisco Javier de Satevó en 1678 por la Compañía de Jesús de San Francisco de Borja, en 1696, llegó a Santa María el siciliano Luis Mancuso, y la convirtió en cabecera, con dos visitas: Santa Rosalía de Cuevas y San Lorenzo, hoy Belisario Domínguez.
La misión fue fundada por Juan Sarmiento S.J. inició en las cuevas y luego como una chocita, con la llegada de Luis Mancuso arrancó la construcción que realizó Fomingo Lizarralde S.J. y Luis Mancuso S.J. este último la concluyó en 1728, sin embargo en el presbiterio se ha encontrado que en 1700 se terminó de pintar por parte de Domingo Carrera.
La doctora Muñoz explicó que la arquitectura del templo fue bien planeada por Luis Mancuso, pues el techo fue un lienzo para plasmar la pintura narrativa. “Estaba acostumbrado a ver estas techumbres en Italia, viene con su arte de influencia europea”.
Cuenta con un techo policromado y en los muros existe pintura artística, aunque gran parte de la pintura original está cubierta por capas y capas de pintura. Sin embargo en el proceso de restauración se han hecho calas para conocer cuánta pintura hay en el sitio. El templo está construido con muros de adobe, aplanados de mortero de cal y arena, además techo de cubierta de vigas de madera y terrado.
La misión además resguarda en su interior dos pinturas que han sido expuestas en los más prestigiados museos de Estados Unidos, así como un virgen de bulto de la Inmaculada Concepción. Piezas que fueron objeto de restauración y ahora los residentes son sus guardianes.
Una de las pinturas es de San Francisco Xavier bautizando, de acuerdo a documentos muy antiguos de un inventario que data de 1753-1754 está registrado como "un cuadro de perspectiva de San Francisco Xavier grande [...] en el cuerpo de la iglesia". Así como el cuadro de San Ignacio de Loyola, obras de autores muy famosos.
LA ASUNCIÓN DE MARÍA Y SUS ELEMENTOS
Las pinturas del techo fueron realizadas al fresco, son consideradas una obra maestra de la iconografía religiosa, pues el centro de la nave del templo cuenta la vida celestial y los laterales cómo el cielo se abre para llevarse a María en cuerpo y alma.
Cuenta con 8 símbolos representativos de la Virgen: el ciprés, el rosal, el pozo, las azucenas, el espejo, la estrella, la luna y el sol. Todos ellos mencionados en las letanías del santo rosario.
Cada decoración tiene un significado. El primero es el ciprés que habla de la castidad de María; luego el rosal de la rosa mística, la caridad de María; el pozo que representa la fuente de sabiduría; las azucenas que son símbolo de pureza y libre de mancha; el espejo de justicia y reflejo de Dios; la estrella de la mañana; la luna que está entera y media luna que simboliza a la mediadora entre la divinidad y la humanidad.
El techo de la entrada al presbiterio simboliza a María terrenal, madre de Jesús, al pie del altar y a María madre coronada, con el vaso de María. El dibujo tiene un rectángulo perfecto que en el Renacimiento se le conocía como rectángulo áureo que se va reflejando en todo hasta la parte del coro.
El pintor fue Domingo Guerrera en 1700, firma abajo del monograma de los jesuitas.
En el presbiterio se plasma el momento en que María se viste de luz y Jesús viene a recoger el cuerpo de su madre, María no está en la tierra, pues su cuerpo fue alzado al cielo.
RESTAURACIÓN
La doctora en Conservación de Patrimonio Cultural Karla Muñoz Alcocer, directora de Misiones Coloniales de Chihuahua Asociación Civil, explicó que la comunidad es muy importante para lograr que estas joyas se conserven.
“Sin ustedes esto se caería, las generaciones anteriores y ustedes han hecho posible que este patrimonio haya llegado hasta este momento”, dijo la restauradora ante la comunidad al entregar los trabajos.
Además resaltó que los trabajos de restauración también intentan restaurar el tejido social al generar el sentido de pertenencia.
En Chihuahua se cuenta con 152 templos misionales, de los cuales 132 son históricos, y otros están en estudio, en total son 234 comunidades o templos que se conservan.
En el caso de Santa María de Cuevas los trabajos de restauración iniciaron el 16 de agosto de 2021 y culminaron el 10 de diciembre.
El costo de la restauración era de 900 mil pesos, pero lograron hacer algunos ahorros y en total se invirtieron 756 mil pesos aportados por la comunidad parroquial de San Lorenzo, Presidencia Municipal de Belisario Domínguez y el programa de estímulos fiscales Eká Nawéame, donde la empresa Copaser aportó el recurso, sin dejar de mencionar el trabajo de Misiones Coloniales.
La explicación de los trabajos corrió a cargo de la doctora Muñoz, quien además entregó reconocimientos a Elizabeth Hernández Villalba, Rocío Flores Guardado y Anahí Quezada, quienes aprendieron de la conservación y ahora serán parte de los guardianes comunitarios del tesoro que alberga este templo.
“No podemos competir con el autor, debemos usar colores con pigmentos especializados, lo que está en un tono más claro es lo nuevo, para que ustedes puedan ver la lectura completa, pero que a la vez puedan apreciar el color original”.
“No es sólo la restauración, es vivir día a día con los integrantes de la comunidad”, afirmó Karla, quien permaneció cuatro meses trabajando de manera ardua, siempre en contacto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La comunidad agradeció la intervención, al igual que el ex presidente municipal Aarón Loya, a quien le tocó encabezar las gestiones para los recursos, así mismo el actual alcalde Javier Rodríguez se comprometió a seguir apoyando a la comunidad, a fin de que el templo pueda ser restaurado en su totalidad y llegue a ser el más visitado del norte de México.
La meta es seguir restaurando la misión, sin embargo se requiere de muchos millones de pesos para la restauración del coro fueron cuatro meses en 32 metros cuadrados. La nave de la misión es grande y se requiere de ir trabajando por procesos.