Okany Martínez, maestra de profesión, en el año 2018 fue agredida por su expareja, quien la hirió con arma blanca por más de 20 veces, dejándole heridas en diferentes partes del cuerpo y cicatrices imborrables; sin embargo, ahora tras cuatro años del suceso, ve a su hija como su principal motor para salir adelante y aprovechar las oportunidades que la vida le presenta para crecer como persona.
-¿Cómo vivió el proceso?
Llegué a tomar terapia con una psicóloga, pero dejé de ir porque yo no me sentía cómoda en ese momento, sentía que estaba reviviendo el hecho una y otra vez y dejé de ir, duré casi dos meses sin salir de mi casa para nada, si mi mamá salía yo me encerraba, así fuera a la tienda, o a lo que sea, me encerraba en la casa bajo llave.
Fue muy difícil al principio porque yo no quería hacer nada, en ese entonces yo trabajaba en una guardería y en el trabajo me respetaron, supieron entender la situación y duré tiempo incapacitada, ya después regresé, pero aun no me sentía yo lista.
A mí me ayudaron mucho mi familia, mis amigas y el hecho de que tengo a mi niña, pues tenía que levantarme de alguna u otra manera por ella, ella fue mi mayor motivo.
Cuando pasó este hecho, mi niña presenció todo, tenía apenas dos años, y fue muy difícil, hasta la fecha es muy difícil porque ella todavía se acuerda, por ejemplo me estoy maquillando y me dice, mamá, pero ¿por qué te pones maquillaje?, si así te ves hermosa, te quieres tapar tus cicatrices.
Yo le respondo que no, sino porque me gusta maquillarme, entonces trato de sobrellevarlo con ella, pero pues de todas formas no se le olvida, ella cuando veía un cuchillo o una navaja, se asustaba, no podía ver sangre, desde que pasó eso, ella le dejó de decir papá a él.
Ese día ella traía un nenuco que siempre llevaba para todos lados y estaba muy manchado de sangre, no lo habíamos visto hasta después que revisaron el carro y cuando lo vio fue un impacto muy grande para ella, para mi hija, él es alguien malo que me hizo cosas a mí.
-¿Cómo se siente al hablar de lo que pasó?
Mucha gente se asombra mucho de eso conmigo, porque nunca he tenido conflicto para platicar, sí me da sentimiento, pero lo platico sin problema alguno.
Hasta ahorita el miedo siempre está, aunque él ya está en la cárcel no dejo de tener miedo, yo veo personas que se le parecen físicamente a pesar de que ya está preso y pienso que es él, yo lo veo en otras personas, desde que pasó eso, cuando salgo, nada más me ando cuidando, para mí ya es normal el estar con ese sentimiento de que me siguen.
-¿Antes de esto hubo indicios de violencia?
Él nunca me pegó pero siempre hubo muchas peleas y dentro de estas se daban empujones o se molestaba y golpeaba la pared, aventaba lo que podía, gritaba e insultaba. Yo creo que eso, uno como mujer nunca lo piensa, lo ve muy lejano, no se imagina el alcance, no piensas que tu pareja te quiere matar.
-¿Cuándo le sucedió, cuál fue el primer impulso?
Yo me había separado de él en el mes de septiembre, y eso pasó en noviembre, recuerdo que iba manejando muy rápido y yo lo que quería era proteger a mi niña, pero él no me dejaba porque iba golpeándome y lastimándome con la navaja, hubo un momento donde se detuvo y me bajó, yo por más que gritaba nadie me escuchaba, me trató de asfixiar, me intentó cortar el cuello, la cara y me seguía golpeando, porque a fuerza quería mi celular.
Estuve forcejeando mucho con él, desde pequeña tuve clases de judo y eso me ayudó un poco, me subió al carro y en un momento agarró a la niña y le tapó la cara para que no gritara, todo el camino me siguió golpeando y me decía que era mi culpa.
Se dirigió rumbo a Maturana y ahí nuevamente me bajó y me siguió golpeando, y mientras lo hacía, me echaba la culpa de cosas y me amenazó, después me puso a que yo manejara y pues yo traía un ojo completamente cerrado por los golpes y del otro podía ver muy poco, pero manejé aun y cuando me escurría la sangre por todas partes y seguía pegándome.
Finalmente él se bajó y yo me fui al hospital, estuve como una semana, porque yo no podía ni levantarme ni bañarme sola, todavía me bañaba y continuaba la sangre, ya cuando salí me fui a mi casa y duré dos meses sin salir.
-¿Cómo es la Okany de antes y la Okany de ahora?
Mis proyectos siempre han sido hasta ahorita los mismos, siento que eso no me afectó en retroceder a lo que quiero, pero en ocasiones si me detengo para poder hacer cosas, no me atrevo mucho todavía, pero ahí voy haciéndolas poco a poco.
-¿Se ha sentido apoyada a nivel social?
Me he sentido más juzgada en las audiencias de él, porque cuando uno va a los Juzgados, de verdad los jueces lo trataron como una mina de oro, aunque al principio un juez que era hombre me apoyó mucho, a la siguiente audiencia lo cambian por una mujer, totalmente diferente, me trató muy mal y ahí fue cuando dije: “No puede ser que una mujer sea menos empática que un hombre”, ahí fue donde esa juez me hizo sentir como que yo era la culpable de todo y se siente muy feo y más por venir de una mujer.
-¿Qué consejo les daría a las mujeres que están en una relación donde sufren violencia?
Yo no me salía porque quería una familia para mi niña, ya cuando vi que lo que estaba pasando le afectaba a ella fue cuando puse un alto, claro que durante esos dos años que viví con él, mis amigas, mis papás me insistían. Pero siento que darle un consejo a una mujer sin saber su situación es difícil, porque es muy fácil juzgar, pero lo que puedo aconsejar es que hay una vida después mientras uno quiera, que escuchen a sus seres queridos, y a sus seres queridos les digo que no dejen de insistir hasta que logren sacarlas de esa situación.