“Estuve esperando a mi hijo toda la noche y nunca llegó, desde entonces, vivo en la tristeza por no saber qué pasó con él, poco a poco me he ido enfermando por tanta angustia”. Así lo expresó la señora Teodora C. de 67 años, quien permanece en la búsqueda de su hijo Uriel Roberto Sánchez Carrillo, quien desapareció hace seis años cuando venía desde Durango hacia Parral para reencontrarse con su madre.
Con una mirada profunda que expresa el caminar que ha tenido que llevar la señora Teodora C. de 67 años tras la desaparición de su hijo Uriel Roberto Sánchez Carrillo el 12 de noviembre del 2017, narró cómo fue el último momento que escuchó su voz.
Aún cuando el tiempo ha transcurrido desde la desaparición de su hijo, Teodora recuerda con exactitud cada detalle y fechas del momento previo a este lamentable acontecimiento que cambió su vida.
Recordó que fue el 10 de septiembre del 2017 cuando su hijo fue trasladado a un Centro de Rehabilitación en el estado de Durango, en donde permaneció por dos meses, sin embargo, el diez de noviembre se escapó del referido sitio.
“Dicen que él llegó a Lerdo, Durango, a visitar a unos amigos con los que había vivido un tiempo le dieron posada”.
Sin embargo, fue el 11 de noviembre de ese año, cuando recibió una llamada de Uriel a su teléfono celular, en donde le explicó que había decidido salirse del centro debido a que le manifestó que: “está muy complicado, ya no quise estar ahí”.
Explicó que el joven le pidió de favor que le depositara dinero para regresar al lado de ella en Parral, por lo cual la mujer le recomendó que mejor esperara y que no volviera aún, sin embargo, él se negó.
“Yo le dije:hijo para qué te escapaste, no te vengas, me están haciendo muchas llamadas anónimas preguntándome por ti, no sé qué es lo que está pasando es muy extraño”, así lo expresó la madre del joven.
Lamentablemente, comentó que Uriel no siguió su consejo y determinó que regresaría a la ciudad, por lo cual terminó depositando el dinero para que tomara un autobús, por lo que posteriormente, el joven le volvió a marcar para comentarle que ya había recibido el efectivo y que pronto estaría con ella.
Sin embargo, este hecho dio un giro total debido a que otra llamada extraña por parte de un amigo de su hijo, la alertó ya que le manifestó que Uriel se encontraba mal, debido a que le habían robado el dinero y que le enviara más para que pudiera regresar.
“Yo me negué a depositar más dinero, únicamente le dije: préstele usted y yo se los pago, no tenga pendiente”, expresó la mujer.
Horas después, fue notificada que supuestamente su hijo ya venía en camino debido a que el mismo hombre le comentó: “ya lo envié en un camión pirata de Durango por lo que va a llegar primeramente a Jiménez y de ahí a Parral”.
Al llegar a este punto de la historia, la señora Teodora no pudo contener su llanto debido a que a partir de ese momento se marca el calvario que ha tenido que enfrentar al no volver a tener algún rastro sobre su hijo.
“Yo lo estuve esperando toda la noche y nunca llegó, desde ese momento vivo en la tristeza al no saber nada de él”.
Describió que el miedo y la incertidumbre comenzaron a surgir al no tener ninguna información de él, por lo cual emprendió el recorrido por Gómez Palacio, Torreón, y Jiménez, en donde interpuso las denuncias correspondientes.
“Las autoridades dijeron nosotros nos estaremos comunicando con ustedes, pero hasta la fecha nunca se comunicaron conmigo y la gran duda es qué fue lo que en realidad pasó con mi hijo, si le hicieron algo o está vivo, no sé”.
Destacó que siempre ha cuestionado el actuar de las autoridades debido a que nunca se le brindaron detalles sobre el avance en las investigaciones, además de que no se le notificó de alguna línea que estuviera relacionada con la desaparición de su hijo.
“Yo les decía debe de haber cámaras que hayan captado el momento en el que me hijo tomó el autobús, no es posible que nadie sepa qué pasó con él, mi duda es si le hicieron algo allá o llegando a Jiménez”.
De igual forma, mencionó que en un principio se inició una investigación en contra del amigo de su hijo, sin embargo, nunca aportó datos suficientes para la localización de Uriel, por lo que al paso del tiempo, se perdió toda comunicación con él: “él aseguraba que había enviado a mi hijo en el camión, pero nunca dijo algo más”.
“Yo aún conservo el número del amigo de mi hijo, sin embargo, nunca me volvió a contestar las llamadas, únicamente desapareció sin volver a dar la cara”.
Debido a la ausencia de Uriel, la salud de Teodora, quien ya es una adulta mayor, ha ido decayendo poco a poco, las marcas en su piel han comenzado a surgir debido a la tristeza que habita en su corazón por no saber de su hijo: “Porque no me ayudan, soy una madre que lo único que quiere saber es qué fue lo que pasó con mi hijo”.
Recordó que hace dos años le marcaron de un número de teléfono, pero fue una llamada extraña como con una voz de “ultratumba” en donde únicamente le decían: soy Uriel, además de que se escuchaban muchas risas y música.
“Cada vez que me han hablado, siempre le digo: ¿mijo, dónde estás?, háblame, qué pasa contigo, pero no sé el motivo real de estas llamadas”.
Mencionó que ella conserva la esperanza de que Uriel esté vivo y que algún día regrese a su lado y dejar atrás todo ese calvario que ha tenido que pasar desde la desaparición del joven a quien recuerda como un hijo amoroso y de buen corazón.
Publicado originalmente en El Sol de Parral