Interesante, atractivo y fabuloso el recorrido de 35 minutos por las entrañas de la Mina La Prieta, el cual resulta toda una gran experiencia, para los visitantes, al ingresar por el tiro de “Aguilereña” y bajar al segundo nivel, ubicado a 90 metros de profundidad, el cual fue construido a puro pulmón por los primeros mineros que ahí laboraron, tras su descubrimiento en el año 1629 por Juan Rangel de Biezma y la cual, se mantuvo en funciones hasta el año 1974.
Lo expresado, se constata al realizar el audaz recorrido, que muestra parte de la historia de cómo se trabajaba en aquellos tiempos, donde las excavaciones para sustraer el metal se realizaban a marro y cincel.
El recorrido inicia con la presentación de la guía, la cual menciona bienvenidos a la “Capital del Mundo”, así mismo provee de cascos a los visitantes, además explica que se realizará el recorrido por el interior de la Mina La Prieta, la cual fue descubierta en el año 1629 por Juan Rangel de Biezma; el mineral fue explotado en su interior hasta el año 1974 y se continúo laborando en el exterior en la planta de beneficio hasta el año 1992.
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De ahí se llega a la ventanilla o elevador, también denominada calesa, para bajar al interior por el tiro de “Aguilereña”, el cual está perfectamente enmallado para evitar que caiga alguna piedrita, la guía menciona que al lado izquierdo se observa una escalera de madera, que se utilizaba como salida de emergencia, siendo un total de 14 escaleras por donde se saldría en caso de alguna situación donde fallara la calesa.
Acto seguido, se llega a ventanilla a 90 metros de profundidad, donde se encuentra un altar la Virgen de la Soledad, siendo la santa patrona de los mineros, quienes se encomendaban a ella con oraciones, porque sabían que estaban bajando, pero no sabían si iban a salir, el recorrido del túnel es de 250 metros, el cual fue cavado totalmente a mano desde que los tiempos de la Colonia, cuando los indígenas eran esclavos de los españoles, cabe mencionar que el recinto cuenta con partes más amplias y otras más angostas, esto dependiendo del mineral que se fuera encontrando.
Posteriormente, el recorrido continúa sobre las vías donde se colocaban los carritos, nombrados como "conchitas", las cuales era donde cargaban el mineral, llegando al sitio conocido como "mariana de la noche", lugar donde explican que anteriormente las mujeres no podían entrar, ya que de hacerlo, causarían una desgracia o se acababa la veta, porque consideraban que la mina es mujer y se ponía celosa, además se encuentra un carrito que se llamaba "burra", era para transportar la herramienta y el "winche", donde se juntaba el mineral regado después de las pegadas.
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Seguidamente, la guía con una sonrisa invita a los visitantes a ver "el caballo", que es como se denominaba al baño o letrina, ahí mismo se encuentra el crucero de las frentes sur y norte; continuando por la frente norte, se observan paredes cubiertas de sílice, ese era el mineral que ocasionaba la tuberculosis.
Menciona además que este nivel dos, se encuentra al nivel del río Parral y se encuentra también un sub nivel, el cual era utilizado para guardar metal, además de un contrapozo, o tiro de mina, utilizado para que saliera el aire tóxico que se acumulaba.
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Metros más delante se observa la figura de un indígena representando cómo ellos trabajaban durante la época colonial, sin protección, sin ninguna medida de seguridad, donde sacaban el mineral en unos costalitos llamados "curras", ellos se aluzaban únicamente con velas en los dedos de los pies y utilizaban la escalera de muescas.
Siguiendo el recorrido se llega hasta una reja, almacén de explosivos polvorín, donde se ve un subnivel en proceso y un maniquí llamado “Pedro”, que ya trabajaba con mejor maquinaria, con una barrenadora de pie; más adelante se ve un túnel de una veta de plata, la misma que le dio a Parral al nombre de "Capital del Mundo de la Plata" en 1640.
Poco antes del final se llega al área donde está “Jacinto” el perforista, es el que más arriesgaba la vida dentro de la mina, porque era el encargado de las pegadas, ya que trabajaba con los explosivos, su labor era prender la mecha y luego gritar "pegada" y a correr, así mismo durante la huida, él contaba las explosiones, donde en ocasiones la desobediencia de no tener precaución, les costaba la vida.
Para finalizar, se retorna hasta la ventanilla y se pide la calesa, donde al ir subiendo se observa del lado derecho el nivel uno de la mina, para llegar a la superficie y culminar con este interesante recorrido en el interior de Mina La Prieta.
Publicada originalmente en El Sol de Parral
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