Empeoran los pronósticos del campo para 2024, inicialmente se esperaba que se perdieran el 60 por ciento de los empleos temporales que se generan anualmente pues de los 233 mil empleos que hubo en 2023, el año que viene se espera que sólo se generen 80 mil empleos temporales en la región de Jiménez, lo que representa una disminución del 65%; lo anterior de acuerdo a la información expuesta por Roberto Baca Perea, jefe de la Sader en la zona, quien expuso que la sequía ha dado un golpe brutal al sector primario.
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Los pronósticos para el sector agrícola en el estado de Chihuahua en 2024 han empeorado significativamente, según declaraciones de Roberto Baca Perea,jefe de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) en la región de Jiménez.
Inicialmente, se esperaba la pérdida del 60 por ciento de los empleos temporales generados anualmente, pero ahora se prevé una pérdida del 65%, explicó que para finales de año se espera que se hayan generado solo 80 mil empleos temporales en comparación con los 233 mil del año en curso.
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La sequía ha sido señalada como la principal responsable de este panorama desalentador. Según Baca Perea, la falta de lluvias ha golpeado de manera brutal al sector agrícola, especialmente en municipios como Jiménez, donde se cultivaron 15 mil hectáreas con una necesidad de 135 mil trabajadores, convirtiéndolo en el más afectado.
Arturo Rentería Duarte, líder de Agrodinámica Nacional en el sur de Chihuahua, alerta sobre la posibilidad de perder hasta el 60 por ciento de los empleos en la región debido a la sequía proyectada para 2024.
Municipios como Coronado y Villa López también enfrentan desafíos significativos, con una asignación de hectáreas que implica la necesidad de 36 mil y 63 mil trabajadores respectivamente.
La situación económica también está en riesgo, según un análisis realizado por Rentería Duarte. Actualmente, la derrama económica anual por salarios en el sector agrícola de Chihuahua es de 58.5 millones de pesos.
Rentería Duarte, líder de aerodinámica nacional en la región sur expresó su preocupación y estimó que se necesitarían alrededor de 4 mil millones de pesos para invertir en la agricultura del estado, por lo que sugiere la implementación de un programa amplio para abordar la posible crisis alimentaria.
Además, advierte sobre el impacto social de la sequía, que podría desencadenar migraciones, protestas y agitación en la sociedad. La combinación de desempleo y escasez de alimentos amenaza con afectar gravemente a las comunidades rurales, donde la agricultura es una fuente crucial de ingresos y alimentos.
La disminución de la mano de obra en la agricultura también podría afectar la producción agrícola, comprometiendo el suministro de alimentos y teniendo repercusiones en la economía en general.
Roberto Baca Perea, jefe de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) en la región de Jiménez, Chihuahua, proporcionó más detalles sobre el preocupante escenario que enfrenta el sector agrícola en el año 2024 debido a la persistente sequía. Baca Perea confirmó que, efectivamente, se espera una disminución significativa en la siembra, lo que impactará directamente en la generación de empleo en el campo.
Este ajuste se suma a la proyección inicial de pérdida del 60% de los empleos temporales generados anualmente, elevando la cifra al 65% debido a la falta de agua para la siembra del próximo año.
El funcionario expresó su preocupación por la situación, destacando que la sequía ha golpeado duramente al sector, especialmente en municipios como Jiménez, donde la necesidad de mano de obra agrícola es significativa.
Admitió que la falta de lluvias y escasez de agua plantean amenazas no solo para la producción y el empleo, sino también para la estabilidad económica en la región.
La proyección inicial de una derrama económica anual de 58.5 millones de pesos para el sector agrícola de Chihuahua se encuentra ahora amenazada por la pérdida de empleos derivada de la severa sequía. Se estima que esta cifra podría disminuir drásticamente, alcanzando poco más de 20 millones de pesos, según declaraciones recientes de expertos y autoridades agrícolas.
Esta disminución en la derrama salarial, que supera el 65% de la proyección original, plantea una seria amenaza no solo para los trabajadores agrícolas, sino también para la economía local en su conjunto. La dependencia de muchas familias rurales de estos ingresos como sustento principal podría resultar en dificultades financieras generalizadas y un impacto negativo en la calidad de vida de las comunidades afectadas.
Los efectos adversos se extienden más allá de los campos de cultivo, ya que la reducción en el poder adquisitivo de los trabajadores agrícolas impactará directamente en el consumo local. Esta situación podría traducirse en una menor demanda de bienes y servicios en la región, afectando a diversos sectores económicos y exacerbando las dificultades financieras a nivel comunitario.
La posible disminución en la capacidad de gasto de las familias rurales también podría tener consecuencias en la educación, la salud y otros aspectos fundamentales de la vida diaria. Las dificultades económicas generalizadas podrían crear una cascada de problemas sociales, desde la inseguridad alimentaria hasta un aumento en la migración de personas en busca de oportunidades económicas más estables.
Nota publicada en: El Sol de Parral