/ sábado 12 de octubre de 2024

Sequía se establece en Valle de Allende; río lleva cuatro meses sin agua

Lugareños aseguran que "toda la vida hubo agua en el río", la falta de lluvias le pegó a este oasis al sur del estado de Chihuahua

El río de Allende, a la altura de la cortina, yace secó como si la vida misma lo hubiera abandonado. Santiago Mora, un hombre de campo que ha visto más de lo que quisiera, observa con ojos opacos el lecho vacío que alguna vez fue el hogar del agua. “Ya tiene cuatro meses seco”, dice, con una voz que suena tan árida como la tierra agrietada bajo sus pies. La presa no alcanzó a llenarse este año, las lluvias no llegaron, y el líquido que alguna vez daba vida a todo a su alrededor ha desaparecido. La sequía es un fantasma silencioso que ronda las tierras, dejando rastros de una muerte lenta.

El paisaje que antes llenaba de vida con el sonido de las corrientes, de los niños jugando, de las familias reunidas en la orilla del río, ahora es un páramo desolado. Las conchitas, pequeñas huellas de la vida que alguna vez habitó este lugar, yacen dispersas en la tierra cuarteada, como restos de un pasado que ya no volverá.

Santiago mira con tristeza las grietas, que parecen abrirse más cada día, como si el suelo mismo se resistiera a aceptar la ausencia de su compañera, el agua. “Toda la vida hubo agua en este río”, repite, incrédulo, como si al decirlo pudiera invocar de nuevo el caudal que una vez fluyó sin cesar.

Pero las palabras de Santiago no tienen el poder de cambiar la realidad, y lo que una vez fue un espacio de convivencia y alegría se ha convertido en un terreno baldío, una herida abierta en el paisaje de Allende. Los árboles permanecen de pie, como testigos silenciosos del desastre, y entre ellos, un desierto de piedras, ramas secas y conchitas. El río, que alguna vez fue el corazón de la vida local, es ahora un cuerpo sin alma, su lecho un recordatorio constante de lo que se ha perdido.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

Los habitantes de Allende no solo han perdido un lugar de esparcimiento, han perdido un símbolo de esperanza. Para los agricultores y ganaderos, el río era más que un paisaje hermoso; era una promesa de vida, un recurso esencial para sus tierras y animales. Sin él, la sequía ha comenzado a asfixiar lentamente sus esperanzas, y con cada día que pasa, los agrietamientos en la tierra parecen reflejar el estado de sus corazones, cada vez más desilusionados, cada vez más rotos.

➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Heraldo de Chihuahua

Santiago recuerda las tardes de antaño, cuando el río traía consigo un sentido de comunidad. “La gente venía a disfrutar, a pasar el rato con la familia, a charlar con los amigos”, dice con una nostalgia que parece arraigada en lo profundo de su ser. Pero ahora, la gente pasa de largo, ya no hay nada que los atraiga a este lugar que una vez fue un oasis. El silencio se ha apoderado del río, un silencio que grita la ausencia de vida y alegría.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

La desolación es palpable, Santiago escucha el crujir de las piedras bajo sus botas. Las grietas en el suelo son profundas, tan profundas como la incertidumbre que ahora invade los días de quienes dependen de este río. Cada paso que da es un recordatorio de la fragilidad de la vida en estas tierras, donde la falta de agua no solo ha cambiado el paisaje, sino también el espíritu de su gente.

En su mente, Santiago busca consuelo en el ciclo natural de las cosas. “Quizá el agua vuelva”, se dice a sí mismo, aunque su voz suena menos convencida que antes. Las lluvias vendrán, algún día, pero nadie sabe cuándo. Mientras tanto, la gente de Allende espera, con una mezcla de resignación y esperanza, mirando al cielo como si pudiera ofrecerles las respuestas que la tierra seca les niega.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

➡️ Recibe las noticias más relevantes de Chihuahua, Juárez y Parral directo a tu correo electrónico. ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Y así, el río sigue seco, su lecho un campo de ruinas donde la vida antes prosperaba. La sequía ha transformado más que el paisaje; ha transformado las almas de quienes lo habitan. En medio de ese terreno vacío, Santiago, como muchos otros, espera el milagro de la lluvia, sabiendo que solo el agua puede devolver la vida a lo que ahora parece irremediablemente muerto.

El río de Allende, a la altura de la cortina, yace secó como si la vida misma lo hubiera abandonado. Santiago Mora, un hombre de campo que ha visto más de lo que quisiera, observa con ojos opacos el lecho vacío que alguna vez fue el hogar del agua. “Ya tiene cuatro meses seco”, dice, con una voz que suena tan árida como la tierra agrietada bajo sus pies. La presa no alcanzó a llenarse este año, las lluvias no llegaron, y el líquido que alguna vez daba vida a todo a su alrededor ha desaparecido. La sequía es un fantasma silencioso que ronda las tierras, dejando rastros de una muerte lenta.

El paisaje que antes llenaba de vida con el sonido de las corrientes, de los niños jugando, de las familias reunidas en la orilla del río, ahora es un páramo desolado. Las conchitas, pequeñas huellas de la vida que alguna vez habitó este lugar, yacen dispersas en la tierra cuarteada, como restos de un pasado que ya no volverá.

Santiago mira con tristeza las grietas, que parecen abrirse más cada día, como si el suelo mismo se resistiera a aceptar la ausencia de su compañera, el agua. “Toda la vida hubo agua en este río”, repite, incrédulo, como si al decirlo pudiera invocar de nuevo el caudal que una vez fluyó sin cesar.

Pero las palabras de Santiago no tienen el poder de cambiar la realidad, y lo que una vez fue un espacio de convivencia y alegría se ha convertido en un terreno baldío, una herida abierta en el paisaje de Allende. Los árboles permanecen de pie, como testigos silenciosos del desastre, y entre ellos, un desierto de piedras, ramas secas y conchitas. El río, que alguna vez fue el corazón de la vida local, es ahora un cuerpo sin alma, su lecho un recordatorio constante de lo que se ha perdido.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

Los habitantes de Allende no solo han perdido un lugar de esparcimiento, han perdido un símbolo de esperanza. Para los agricultores y ganaderos, el río era más que un paisaje hermoso; era una promesa de vida, un recurso esencial para sus tierras y animales. Sin él, la sequía ha comenzado a asfixiar lentamente sus esperanzas, y con cada día que pasa, los agrietamientos en la tierra parecen reflejar el estado de sus corazones, cada vez más desilusionados, cada vez más rotos.

➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Heraldo de Chihuahua

Santiago recuerda las tardes de antaño, cuando el río traía consigo un sentido de comunidad. “La gente venía a disfrutar, a pasar el rato con la familia, a charlar con los amigos”, dice con una nostalgia que parece arraigada en lo profundo de su ser. Pero ahora, la gente pasa de largo, ya no hay nada que los atraiga a este lugar que una vez fue un oasis. El silencio se ha apoderado del río, un silencio que grita la ausencia de vida y alegría.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

La desolación es palpable, Santiago escucha el crujir de las piedras bajo sus botas. Las grietas en el suelo son profundas, tan profundas como la incertidumbre que ahora invade los días de quienes dependen de este río. Cada paso que da es un recordatorio de la fragilidad de la vida en estas tierras, donde la falta de agua no solo ha cambiado el paisaje, sino también el espíritu de su gente.

En su mente, Santiago busca consuelo en el ciclo natural de las cosas. “Quizá el agua vuelva”, se dice a sí mismo, aunque su voz suena menos convencida que antes. Las lluvias vendrán, algún día, pero nadie sabe cuándo. Mientras tanto, la gente de Allende espera, con una mezcla de resignación y esperanza, mirando al cielo como si pudiera ofrecerles las respuestas que la tierra seca les niega.

Foto: Marcos Merendón / El Sol de Parral

➡️ Recibe las noticias más relevantes de Chihuahua, Juárez y Parral directo a tu correo electrónico. ¡Suscríbete a nuestro Newsletter!

Y así, el río sigue seco, su lecho un campo de ruinas donde la vida antes prosperaba. La sequía ha transformado más que el paisaje; ha transformado las almas de quienes lo habitan. En medio de ese terreno vacío, Santiago, como muchos otros, espera el milagro de la lluvia, sabiendo que solo el agua puede devolver la vida a lo que ahora parece irremediablemente muerto.

Chihuahua

Confirman que incendio de la Tecnológico fue por mala aplicación de chapopote

El alcalde explicó que, por suerte, cerca del lugar había pipas regando los camellones de la avenida Juan Escutia, las cuales interrumpieron el riego para acercarse de inmediato y apoyar a los bomberos en sus maniobras

Chihuahua

Trabajan autoridades para dar con responsables de colocar mensajes con amenazas en "La Número 4"

Marco Bonilla resaltó que dentro de la hielera encontrada no se halló nada, sólo el mensaje en la parte de afuera, el cual fue firmado por un supuesto grupo criminal

Deportes

Seleccionan a chihuahuense a competencia en internacional de triatlón en España

Victoria Retana Villa fue seleccionada tras presentar un desempeño sobresaliente en triatlón, un deporte que combina natación, ciclismo y carrera

Chihuahua

Municipio devolverá garantía al grupo Marca Registrada por no cantar narcocorridos en la Expogan

La cantidad que habían entregado al Gobierno Municipal los representantes de la agrupación fue de 705 mil 705 pesos, cifra que les será devuelta

Chihuahua

Fallece Estela Báez García a sus 76 años; trabajó por 40 años en El Heraldo de Chihuahua

Estela Báez, quien es recordada con mucho cariño por quienes tuvieron la fortuna de conocerla, inició en el área de intendencia, y posteriormente fue recepcionista y secretaria de la sección de Sociales

Chihuahua

¡Dorados se coronan! Conquistan el Nacional de Primera Fuerza al vencer a Nuevo León

Los de Chihuahua se consagraron campeones del Campeonato Nacional de Beisbol Primera Fuerza al vencer 8-1 a Nuevo León en la final