Cuauhtémoc, Chih.- Los apagones y fallas en el suministro de energía eléctrica en pozos de abastecimiento de agua potable han dejado una afectación superior a los 400 mil pesos, informó el presidente de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, Mario Anchondo Cuilty, sin embargo, este dinero deberá ser aportado por la dependencia, pues la CFE no se hace cargo de la reparación del daño que ocasionan las deficiencias del servicio.
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La alta demanda de energía que se genera en esta temporada por la extracción de agua para riego agrícola genera variaciones en el suministro de energía eléctrica, que, a su vez, causan el desperfecto en los sistemas de la JMAS, problema que se presenta de manera cíclica, pero que con el abatimiento gradual del manto freático que abastece a Cuauhtémoc hace crisis antes de que se presenten las primeras lluvias.
Mario Anchondo expresó que la Comisión Federal de Electricidad es diligente en la reparación de las fallas, pues atienden este tipo de problemas lo más pronto, dentro de sus posibilidades, sin embargo, la institución no se hace cargo del costo que genera el daño que ocasionan los apagones, como los que se presentaron hace unos días en Cuauhtémoc.
“En la última semana se nos han quemado dos motores, el del pozo 37 y el del 28 y el importe de los motores más la mano de obra anda cerca de los 400 mil pesos, pero sobre todo es la afectación del suministro”, explicó el funcionario.
El periodo de lluvias aún no se generaliza, ha habido precipitaciones aisladas en la región y los cultivos requieren del agua para subsistir, esto hace que la extracción sea muy fuerte y la población se quede sin recurso, principalmente en las zonas altas de la ciudad.
Más del 90 por ciento del agua que se extrae del subsuelo, a Cuauhtémoc lo abastece la cuenca de Bustillos, se destina al riego de cultivos, principalmente las 50 mil hectáreas de maíz, para hacerlo se demanda una fuerte cantidad de energía y según el año se necesitan entre 2 y 3 riegos previos a las lluvias.
El uso del agua para destino agrícola lo regula la Comisión Nacional del Agua, mientras que lo comercial industrial y doméstico, corresponde a la Junta Municipal de Agua y Saneamiento. Aunque se realizan diferentes maniobras para lograr el suministro continuo del servicio en las viviendas, la demanda, por ambos sectores, es tan grande que ya no alcanza para ello, sobre todo en estas fechas cuando aún no ha llovido de manera generalizada en la región.
Durante años se ha pedido a los productores que tecnifiquen sus sistemas de riego para reducir el consumo de líquido al mínimo, pues cada kilogramo de maíz representa 800 litros de agua, con métodos tradicionales de irrigación.
Una parte del campo se ha tecnificado, pero la mayor parte continúa con el uso irracional del agua y el acuífero no alcanza a recuperarse, ni siquiera en los años buenos de lluvia, pues es más el agua que se extrae, que la que se recupera.
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