“En agosto de 2017, recibí la noticia más esperada de mi vida, ya había recursos de donaciones para hacer la cirugía de Jesús”, explicó Sandra Ruiz Sánchez, madre de un niño que fue beneficiado por el programa Amigo de Cirugías de Corazón para la Infancia.
Jesús fue operado del corazón el 15 de enero del año en curso, sin embargo falleció un mes después. “Para mí no es nada fácil estar el día de hoy, pero grandes motivos me trajeron aquí, el primero es honrar la memoria de mi bebé, mi hijo Jesusito, y tener la oportunidad de agradecer todo lo que hicieron por él y por mi familia. Dios me eligió para ser madre de un ángel con síndrome de Down. Cuando él llegó a nuestras vidas decidí vivirlo de la mejor manera, lo que pudiese hacer con fe, amor, aceptación y fortaleza.
Jesusito para nosotros fue un regalo de vida, él nació con una cardiopatía congénita, un diagnóstico nada alentador, sin embargo, era para lo que Dios nos había elegido. Nos informaron que Jesús necesitaba varias cirugías y que entre más pronto se realizaran, sería lo mejor, ya que tenía el riesgo de perder su vida”, explicó.
Indicó que las cirugías que se necesitaban nunca se habían realizado en el Hospital Infantil, lo que complicó aún más el procedimiento. Pasó un año con nueve meses, en consultas, estudios y recaídas al hospital y demás, “cada consulta era escuchar que no había presupuesto, que regresáramos en tres meses, esto pasó un año completo, pero yo tenía clara la promesa de Dios en la vida de mi hijo, a él lo operaría el doctor Bernal de este hospital, por lo que nunca perdí mi fe ni mi esperanza, porque cada que yo escuchaba que no había presupuesto, lloraba con todas mis fuerzas, para que Dios tocara el corazón de las personas indicadas para que lo hicieran posible”, explicó.