María de la Luz, María Teresa y Pedro, son hermanos y adultos mayores que viven en total precariedad, requieren de la ayuda de la ciudadanía, debido a que las últimas precipitaciones pluviales los hicieron sufrir, pues llueve más dentro que afuera.
“Eran chorros de agua, me goteo mucho”, relató María de la Luz Valles Cisneros, de 78 años de edad, quien padece de hipertensión alta y solo pide que le ayuden a reparar su humilde vivienda cuya dirección es José María Mari número 2903 en la colonia Santo Niño.
La mujer es la mayor de los 3 hermanos, le sigue María Teresa de 74 años y luego Pedro de 71 años. Sus vidas transcurren entre esas paredes viejas, apenas si reciben una pensión que les ayuda a mal comer y a sobrevivir.
María de la Luz y María Teresa apenas si pueden caminar, la primera sufrió una fractura de cadera y fue operada, la segunda tuvo una fractura y nunca fue atendida pues no contaba con los medios para ello y ahora su pierna se está desviando. Pedro es el menor, tiene 71 años, él sale a la calle a realizar trabajos o “liebritas” barre calles, hace arreglos en jardines, vaciados de cemento, lo que sea es bueno.
María de la Luz relató que su preocupación más grande es el techo, ya que es de lámina y se gotea por doquier. Las vigas de madera se alcanzan a ver, el techo de manta ya no existe en algunos de los cuartos, en otros se aprecian los escurrideros de agua y grandes hoyos. La situación empeora porque el agua puede ocasionar un corto en los cables de conducción de electricidad.
Con algo de su pensión han realizado algunos parches en su vivienda, pero las condiciones son peligrosas. Urge ayuda.
En la humilde cocina, solo unos cuantos pedazos de cerámica quedan, tienen muebles muy viejo y desvencijados. En la alacena hay 5 sopas de pasta, un poco de arroz y cereal.
A la precariedad en la que viven se suman sus afecciones de salud, las dos hermanas padecen hipertensión arterial, requieren de medicamentos como es el Telmisartan o Losartan
María de la Luz solo quiere ayuda para poder vivir mejor, sin embargo desea comer nieve, un gusto que no puede darse.
Al preguntarle que más le gustaría comer, afirma que no puede pedir nada, que todo lo que le dan es bienvenido.
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