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“Por cada paciente que veo, hay 10 que no vemos”, afirma la anestesióloga Rocío Orozco Zavala, quien trabaja en el área Covid-19 del Hospital Central Universitario y en el Hospital General Regional Número 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Rocío forma parte del equipo Covid-19 del Hospital Central Universitario, ella como anestesióloga, el intensivista, urgenciólogo y médicos internistas son los más diestros para manejar la vía aérea de un paciente y poner un tubo endotraqueal para conectarlo a un ventilador mecánico.
“Yo no tengo miedo a contagiarme, desde el momento en que decidiste ser médico sabes que cualquier paciente te puede transmitir una enfermedad si no tomas las medidas necesarias”, enfatizó Rocío.
La especialista agregó que todos tienen el riesgo de enfermarse, por lo que es necesario contar con el equipo de protección personal, sobre todo en la intubación que es el momento más difícil para todos, porque el virus se encuentra en las gotitas de saliva que salen de la boca o vía aérea.
Rocío comenta que incluso entre el personal de Salud existe el pánico al contagio y existe la creencia de que todos por trabajar en el hospital deben de contar con el equipo o traje especial para la atención a pacientes Covid.
El equipo de protección se usa exclusivamente en las áreas donde se encuentran los pacientes contaminados, cuando vas a realizar un procedimiento como es intubarlo o colocar un catéter central, ayudar a los médicos pronarlo, que es una medida que se está manejando, que es ponerlo boca abajo.
La doctora señaló que este virus vino a recordarnos las medidas de prevención básicas como es el lavado de manos, no tocarse la cara. Afirma que el momento en que se quitan el traje del área contaminada es el riesgo de contraer el virus. El ritual de higiene es importante para no llevar el bicho a su casa.
Rocío reconoce que nunca pensó vivir una pandemia, sólo lo había visto en los libros de historia como por ejemplo el cólera que sólo era hervir el agua, ahora van a decir, era nada más que lavarse las manos, “cada pandemia es una lección para la humanidad”.
Una de las enseñanzas para ella es que hace falta mucha humanidad, son pacientes que están solos y sólo se comunican con la persona que pasa visita”.
En el IMSS estaba destinada al área de cirugías, pero ahora que se han diferido entrará a apoyar en el área Covid-19.
El llamado que hace a la ciudadanía es quedarse en casa, reconoce que la semana pasada en el Hospital Central eran de 6 a 7 pacientes, pero esta semana son 30, de los cuales son pocos por los que no se ha podido hacer nada. “El manejo de los intensivistas es excelente, no ha habido tantas defunciones”.
La doctora dijo que los pacientes que están viendo ahorita son los de Semana Santa, los del Día del Niño y luego los del Día de la Madre.
Rocío desde pequeña se propuso ser doctora, siempre jugaba a inyectar a sus muñeca, nunca le pasó por la mente estudiar otra cosa. Afirma que el camino ha sido largo y difícil, pero a pesar de todo no se arrepiente.
Es madre de dos hijos, es esposa, hermana e hija, roles que deben de combinar con la profesión para salir avante. “No se me hace difícil realizar el rol de médico y madre, pues en mi familia me educaron a ser segura, humano y tener buena actitud ante la vida”.
Su actitud ha sido determinante en el desarrollo de sus hijos, la mayor está cursando sus estudios en la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas, su hijo menor cursa secundaria.
Afirma que su labor no se hace difícil porque en cada rol trata de dar el cien por ciento.
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