El comité directivo estatal del PRI demandó al gobernador Javier Corral renuncie al cargo para que con toda libertad dedique su tiempo a promover la campaña de su precandidato a la presidencia de la República.
La convocatoria a una caravana sólo confirma su obsesión por atraer reflectores políticos, además de que incita a la división entre los chihuahuenses.
Javier Corral sigue mintiendo al pueblo de Chihuahua bajo el argumento de que el gobierno federal no apoya al estado, cuando recibió 43 mil millones de pesos el año pasado, dos mil millones más de lo presupuestado.
Pretende engañar también a la opinión pública responsabilizando al presidente Enrique Peña Nieto de no ejercer acción penal contra el exgobernador César Duarte, cuando las instancias federales competentes han hecho, desde hace meses, lo conducente con base a los procedimientos jurídicos y tratados internacionales.
El PRI en Chihuahua ha sostenido en todo momento que quien comete un ilícito debe ser sometido a proceso conforme a Derecho, con pleno respeto a sus garantías individuales. El PRI no defiende a nadie ni es ministerio público.
No obstante lo anterior, el gobernador Javier Corral insiste en crear “cortinas de humo” porque sabe bien que ha fallado al pueblo de Chihuahua y lo mejor es que renuncie al cargo para que se dedique de tiempo completo al proceso electoral.
No es justo que los chihuahuenses todavía tengamos que pagar los recursos que gastará en lo que llamamos la ‘caravana del odio y la desesperación’.
Este es su mejor pretexto para cubrir su incapacidad como gobernador y huye de Chihuahua.
La administración de Javier Corral no ha dejado empleos, obra pública ni bienestar a los chihuahuenses.
Los asesinatos, robos y asaltos, sólo por citar unos cuantos delitos, están a la orden del día, lo mismo en las ciudades que en las comunidades serranas.
Javier Corral encabeza un gobierno autoritario, que no rinde cuentas, insensible a los reclamos de la sociedad y todo por su ambición desmedida de poder.