“Teníamos que tocar el fondo del pantano para valorar la vida en libertad, y así poder emerger como el ave fénix, volando de nuevo, demostrando que sí podemos retornar y construir lo que en soberbia destruimos sin piedad”, son las palabras de Fabián, alias el Chalacas, un joven que inició como cholo y luego ex integrante del cártel de Los Zetas al que perteneció durante trece años.
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Su vida delincuencial comenzó a los 14 años, participando como pandillero al sur del país y después en secuestros y robos; posteriormente se unió al Cártel de los Zetas, donde llegó a cometer lo que quizá fue el acto más espeluznante de su vida: la antropofagia, es decir, comerse a sus víctimas tras asesinarlas.
Fabián perteneció a uno de los cárteles más fuertes del país, llegó ahí como lo hace el resto de quienes deciden iniciar una carrera delictiva, con delitos menores como robos, que posteriormente fueron en aumento de cantidad y gravedad, llegando al secuestro.
En el año 2016 fue procesado por los delitos de delincuencia organizada, portación de arma de fuego y narcotráfico, y hasta hoy se encuentra en un Centro de Reinserción Social federal, en el norte del país.
Tras ser procesado y con 27 años de edad, Fabián se encuentra consigo mismo, luego de diversos ejercicios de introspección, por lo que decidió dedicar su vida a ayudar a otras personas privadas de su libertad para que encuentren paz.
Fue en el mismo 2016, cuando el Mtro. José Carlos Hernández, fungió como director de un Cereso federal y convocó al primer concurso de la mejor carta de vida, en el que participaron 800 internos, donde Fabián participa con una carta muy sentida en la que expresa cómo a pesar de la destrucción que se origina al ser parte del crimen organizado, siempre hay una posibilidad de cambio y construir un nuevo presente y futuro.
A partir de su encuentro con Dios y consigo mismo, el ex integrante del Cártel de los Zetas, encontró una nueva forma de vida.
Cholos se extinguen, por lo que no existen registros de pandillas: UAP
La Unidad de Atención a Pandillas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal no tiene registradas pandillas como tales, pues éstas se extinguieron, sin embargo son 120 jóvenes, todos menores de edad, los que fueron detenidos mensualmente por actos vandálicos que llevan a cabo solos.
Los menores que actualmente hacen servicio comunitario oscilan entre los 12 a 15 años por faltas que van desde intoxicarse en la vía pública hasta estar fuera de sus casas a deshoras, un problema común en colonias como Riberas del Sacramento, Vistas del Norte, Chihuahua 2000, Jardines de Oriente, Punta Oriente y Jardines del Sol, de acuerdo a datos proporcionados por la Coordinación de la Unidad de Atención a Pandillas y Menores Infractores,
Además, en lo que va del año 229 adolescentes han sido detenidos en la Unidad de Justicia para Adolescentes Infractores de la Fiscalía del Estado, de los cuales 70 por ciento son hombres, pero éstos al igual que las mujeres son detenidos en su mayoría por narcomenudeo y robo simple para comprar droga, principalmente mariguana y cocaína.
Los menores que son detenidos por cometer faltas son principalmente por intoxicarse en vía pública, escandalizar o formar grupos de pequeñas pandillas que en sí ya no son consideradas como tal, pero uno de los problemas que ha ido en aumento es que los menores andan a deshoras en la calle.
Se puede señalar una marcada alza en las colonias de la periferia de la ciudad, donde se tiene especial atención para realizar operativos y con ello estar más atentos de los menores que puedan estar cometiendo alguna falta
Aunque los menores que cometen faltas y delitos menores se reivindican a través del servicio comunitario, también están los que pasan a un proceso penal, que son principalmente por robo y narcomenudeo, der tal forma que a la fecha, son 220 los que se encuentran pagando alguna condena.
Cárteles reclutan cholos como “burros” o sicarios
En Chihuahua, el 90 por ciento de los jóvenes que pertenecían a pandillas decidieron incursionar en el crimen organizado, directa o indirectamente, pasando de ser simples “esquineros” a asesinos a sueldo o traficantes de droga.
Entre los últimos tres años de la década de los 50 y la primera de los años 2000, los pandilleros de calle han mutado en los delitos que cometen, refiere el maestro e investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua José Carlos Hernández en su investigación "Pandillas en el mundo del crimen organizado”.
Los llamados “cholos guapos” de antaño, que se caracterizaban por inhalar tinta fuerte y organizar peleas callejeras, hoy cometen delitos que van desde robos a mano armada, hasta homicidios o tráfico de drogas.
La forma de vestir del cholo urbano se fue transformando con el paso de los años, pues en un principio en Chihuahua conservaban una vestimenta más formal, con camisa de manga larga abotonada hasta el cuello sin corbata, pantalón baggy de casimir y pinzas, zapatos de charol bicolor, cadena para sujetar su cartera y el conocido sombrero tandito.
Hoy en día, la moda del pandillero urbano ha cambiado, pues la modalidad de delitos y la “narcocultura” que existe, los ha llevado a vestir botas llamativas, grandes cadenas y camisa desabotonada
Las armas que utilizaban anteriormente eran las piedras, pues era la forma común de defenderse de “la farola”, “la tira” o “los chotas”, formas en que nombraban a la policía; en algunas ocasiones, aunque quizá sólo para defenderse, utilizaban las navajas conocidas entre ellos como “fierros”, “fileros” o los espirómetros (cables de automóvil).
Los delitos no son la excepción en cuanto a los cambios, y es que en sus inicios y durante varias décadas el cholo urbano sólo se dedicaba a “marcar terreno y autoridad” con otras pandillas, por lo que su delito por excelencia era la riña por el liderazgo.
Hoy en día quienes se integran en alguna pandilla generalmente no sólo se reúnen para pelear entre ellos, sino que se han involucrado en delitos que van desde el asalto a transeúnte, robo a casas habitación, robo de vehículos, hasta delitos como homicidios, transformando muchas veces el pandillerismo en delincuencia organizada.
Del “¿qué barrio?” al “¡fierro pariente!"
Las pandillas en Chihuahua no pertenecían al crimen organizado, sino que pertenecían a las llamadas “de primera generación”, haciendo actos vandálicos, delitos del fuero común, robos, robo de vehículos, lesiones, pero no con la fuerza y gravedad con lo que han sido captados con el crimen organizado, pero ahora han pasado a ser pandillas de tercera generación porque ya hacen trasiego de drogas directamente.
Aunque la forma de hablar de los pandilleros ha conservado muchas expresiones de su caló, principalmente en lo que a señas respecta, hay muchas otras que han sido modificadas por modismos, siendo algunas de las más comunes en la actualidad “vato” o “morro”, “y pasando del “¡fuga!” al “¡fierro pariente!”.
La investigación de “La influencia de las pandillas en el mundo del crimen organizado”, del investigador José Carlos Hernández muestra que las pandillas no son sólo jóvenes esquineros rebeldes, sino que van más allá que ese concepto, y actualmente se ha diseñado un concepto en el que se les describe como grupo de personas jóvenes que comparten una misma identidad o semejante psicológica, costumbres y sentimientos muy afines, como reflejo de una descomposición integral individual que se manifiesta a través de conductas antisociales o delincuenciales, desarrollando así sus propias normas y criterios de pertenencia.
“Este concepto de pandillas habla de que los integrantes de éstas traen una descomposición mental integral y van uniendo criterios y es así como se forman las pandillas porque el 90 por ciento de los pandilleros son hijos de hogares desintegrados o disfuncionales que al verse homologados en criterios, crean un grupo en el cual lo ponen en jerarquía de valores por encima de la propia familia”, asentó el entrevistado.
En este bajo mundo las mujeres obtienen poder
Aunque el 70 por ciento de los pandilleros adscritos a un grupo de la delincuencia organizada son hombres, cada vez es mayor la incursión de las mujeres en estas actividades, de tal forma que hoy en día el 30 por ciento son mujeres que tienen una fuerte fijación por los capos y subcapos de la droga que se introducen en este mundo y participan en las actividades ilícitas, esto de acuerdo al registro del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública.
De igual manera, de acuerdo a la Unidad de Pandillas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, cuatro de cada 10 jóvenes menores que realizan trabajo comunitario por haber sido detenidos, son mujeres.
“Cada vez más mujeres, algunas son reinas de belleza, otras son pandilleras que llevan a cabo las actividades que les son asignadas y que son captadas para hacer labores tanto de halconeo, secuestro, robo o protección en el trasiego de drogas”, explica José Carlos Hernández.
En lo que respecta a las mujeres, entra también el aspecto sentimental, pues el 80 por ciento de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad están por delitos graves enroladas sentimentalmente con su pareja.
“Se va generando un síndrome de codependencia de ellas hacia ellos, cuando ellos las usan para eso, para el trasiego de narcóticos, pero ellas sí se vinculan, la mayoría están conscientes y en plena y absoluta consciencia de que están haciendo mal, pero prevalece en ellas el factor sentimental por sentirse queridas por sus captores, pese a que saben que están haciendo o protegiendo un delito”, afirma.
Cabe señalar que hay diferentes factores que llevan a las personas a vincularse en la delincuencia organizada, desde sociales, demográficos, entre otros, “si en una casa de dos habitaciones de un fraccionamiento de las orillas de Chihuahua viven 10 personas se genera un cúmulo de estrés, lo que es un factor exógeno que orilla a los adolescentes a salirse de casa, y entonces encuentran placer amor o satisfacción en la calle con quien se los dé”.
Por eso hay muchos factores integrales que generan delincuencia, pero pueden ser también factores amorosos, los hombres son de 14 a 20 años de edad.
"En Ciudad Juárez la familia es el cártel"
En Ciudad Juárez, por ejemplo, los internos ponen por encima de sus propias familias a su familia Azteca o Mexicles, se enfrentan con los Aztecas y defienden a capa y espada su barrio porque está por encima de los intereses familiares, pues se han sentido menoscabados por sus propias familias o lazos consanguíneos y transmiten sus querencias a los grupos, por lo que son capaces de ofrecer su propia vida por la pandilla.
“Cuando un pandillero traiciona a la familia o hace informes a la autoridad o complemente quiere salirse se le llama ‘cachuqueo’, que cambia, y ellos no perdonan, no hay cosa pero que la traición dentro del mismo grupo porque ellos han suplido a su familia por una nueva familia”.
A partir del año 2007, el crimen organizado capta a las pandillas a lo largo y ancho del país, en el caso de Chihuahua fue cuando el Cártel de Juárez capta a la pandilla de los Aztecas, a su vez a La Línea y el Cártel de Sinaloa capta entonces capta a los Artistas Asesinos, Mexicles y Gente Nueva.
“Para los líderes de los cárteles los pandilleros son tierra fértil por los intereses de éstos, ya que son capaces de ofrendar su vida propia a cambio del interés que buscan”, afirmó el Mtro. José Carlos Hernández.
Por otra parte, el promedio cronológico delincuencial de los pandilleros es de diez años, esto es, dura “enranflado” diez años, pueden ser más o menos pero acaban por trastornarse, volverse locos, se quieren salir del grupo o los asesinan.
“En Delicias se extinguieron las pandillas”
DELICIAS.- Delicias, una ciudad menor a los 150 mil habitantes, puede decirse que ha levantado la bandera blanca con relación a conflictos con pandillas.
Ni en el exterior de los planteles escolares, ni por registros de actos de infracción o delictivos, la Dirección de Seguridad Pública local tiene identificada la presencia de pandillas, como sí lo hubo allá por los años 90.
“Yo creo que esos jóvenes que integraban las pandillas del pasado, ya crecieron”, dice el encargado del Departamento de Prevención Delictiva, Omar González Rivas.
Ni tampoco –sostiene el servidor público- hay presencia de jóvenes mujeres en algún caso delictivo.
En los años 90, pandillas como Los Vagos 13, Los Kikis, los de la Soli, Los Warrios, entre muchas otras generaban cierto temor al acudir a los barrios más populares de la ciudad de los Vencedores del Desierto. A raíz de que crecieron los miembros que llegaron a integrar las bandas y de la época de violencia que se generó entre los años 2008 y 2012, dichas pandillas se extinguieron.
“Si acaso en Delicias, una de las ciudades más segura para vivir en el estado de Chihuahua, hay presencia de unos 10 grafiteros, pero hombres, algunos que se harán acompañar de alguna chica, pero no más allá”, confirma el responsable de la Unidad de Investigación Preventiva, Óscar Ramos.
“Nosotros nos acercamos y checamos a la gente que comúnmente comete algún trastorno o robos y tratamos de identificarlos, pero bandas no hay”, asegura el titular de UIP.
Bandas en Delicias, no hay, yo creo que la misma sociedad se ha ido encargado de ir desapareciendo ese fenómeno, no tenemos ninguna identificada”, dice el policía tercero Óscar Ramos.
“De los casos de los grafiteros que de repente causan algún daño en bardas o estructuras, son casos aislados y ellos –los jóvenes- lo justifican porque dicen que quieren plasmar su arte urbano”, destaca el oficial entrevistado por El Heraldo de Delicias.
De hecho la presencia de los grafiteros se ha ido disminuyendo, luego que algunos fueron detenidos cuando hacían sus pintas y fueron obligados a hacer trabajo comunitario, borrando sus pintas.
Dentro de los 10 jóvenes identificados y dedicados a pintar grafiti son varones entre edades de 15 a 17 años y uno de ellos tiene 28 años y lo que se ha detectado que algunos sí jalan a jóvenes mujeres para hacer sus pintas, pero hasta ahí, bandas no hay, sostiene Ramos.
El oficial González Rivas, encargado del Departamento de Prevención Delictiva, sostiene que no hay pandilla alguna identidad y asegura que en las detenciones o llamados de auxilio por la denuncia de cometer algún delito o infracción hay muy poca participación de mujeres, la mayoría de los infractores son hombres.
“No hay mujeres, no tenemos identidad a alguna mujer que nada delinquiendo es rara la participación de alguna mujer que ande encabezando un acto delictivo”, asegura categórico.
Expresa que en los análisis mensuales que hace la Dirección de Seguridad Púbica saldría el dato que hubiera la participación de mujeres en actos delictivos y no lo hay.
Entrevistado por El Heraldo, el oficial sostiene que en Delicias sí pude considerarse que hay bandera blanca en ese sentido de la existencia de pandillas.
Actualmente, el Departamento de Prevención Delictiva aplica un programa en cuatro escuelas identificadas en zonas donde se registran actos de violencia familiar. Allí recientemente se firmó un convenio don directos y alumnos, donde se ratificó una red de niños mediadores que han sido capacitados para identificar conflictos escolares y coadyuvar en la mediación de los mismos, en cuyas tareas participan el área de Derechos Humanos, el Grupo AVE y Prevención Delictiva.
En Ciudad Cuauhtémoc se componen o los acaban
Cuauhtémoc, Chih.- En esta ciudad no existen las pandillas, acabaron con ellas los delincuentes, ahora no hay proclamación de barrio, porque si eso llega a pasar, viene el crimen organizado y los acaba.
El testimonio, anónimo, de una persona que pertenece a una de las legendarias pandillas de Cuauhtémoc, Los Monaguillos, refiere que las organizaciones que antiguamente existían en la localidad han ido menguando, lo cual pudiera verse como algo bueno y positivo, sin embargo, no es así, pues hoy, los jóvenes de barrio son captados por las organizaciones criminales que los enlistan en sus filas como “tiradores”, “halcones” o “visores”.
Fanny la Flaca, famosa en Parral
Su nombre es Fanny y era una de las mujeres que pertenecía a la pandilla de los Malos 13, grupo que se encuentra ubicado en El Presón del sector de la colonia Héroes de la Revolución y que actualmente ya no existe debido a que los miembros se dispersaron uniéndose al crimen organizado.
Se llama Fanny y su sobrenombre dentro de la pandilla en la que estaba era el la Flaca, dice que por su complexión los del barrio así la apodaron, cuando a la corta edad de 12 años fue aceptada para pertenecer a los Malos 13.
“Simón, ahí nos juntábamos todos los del barrio en la esquina, a cada rato había bronca contra los Chemos y las Calaveras, eran pandillas que se juntaban ahí mismo en la colonia, pero no pasaba de que se los llevara la patrulla”, así lo expuso.
Ahora a su edad de 23 años ella es madre de familia de dos pequeñas y comenta que dejó de juntarse con los Malos 13 luego de que tuviera a su primera hija.
Sobre la actual situación de los miembros que pertenecían a esta pandilla de la colonia Héroes de la Revolución aseguró que ya han matado como a cinco de sus compañeros, de los cuales todos ingresaron a las filas del crimen organizado
Aseveró que sólo otro y ella lograron salirse a tiempo, “Hasta eso los batos siempre me cuidaban, nunca me dejaron meterme a sus peleas y cuando yo les pedía mariguana tampoco me daban, por eso nunca me drogué”.
Cabe señalar que la entrevistada aseguró que debido a las tendencias violentas que generó al juntarse con esta pandilla ella siempre tuvo problemas en las escuelas por reñir contra otras de sus compañeras.
Fue desde la secundaria cuando empezó su carrera en las pandillas, juntándose con los del Barrio a la edad de 12 años, sin embargo ella logró salirse de ese ambiente que propicia la violencia y los actos delictivos.
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