Rosa Teresa recorre a diario largas distancias para conseguir latas de aluminio y objetos de fierro, los cuales vende y con ello obtiene unos pesos para subsistir en medio de esta contingencia sanitaria.
Rosa Teresa Castañeda Vega no tiene trabajo fijo, recorre las calles del sur de la ciudad, afirma que antes realizaba “chambitas” de todo tipo desde limpieza hasta mandados y recolectaba material reciclable, pero ahora solo le queda la recolección.
Todos los días sale con su carreola a juntar fierros viejos, desde la colonia La Noria, sale en busca del sustento.
En cada bote de basura se detiene para hurgar entre los desechos, esperando encontrar botes de refresco, pues con la restricción en la venta de cerveza hasta esas latas han escaseado.
Rosa no recibe apoyo alguno y tiene que sortear la pandemia en uno de los cinturones de miseria de la capital, allá en las faldas del Cerro Grande.
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