SAFRAN una empresa internacional de incursión laboral

Emplea a jóvenes con alguna discapacidad

Venessa Rivas

  · miércoles 5 de diciembre de 2018

Daniel Acosta

Concentrada desarrolla el diseño de arneses que se colocarán en los aviones de pasajeros Airbus. Ella es una joven con discapacidad que desde hace cinco años trabaja en la empresa Safran Labinal, donde se cuenta con un programa de inclusión, en el que se brinda oportunidad a los talentos chihuahuenses.


Jazmín Liliana Sánchez Espino, de 29 años, es ingeniera Industrial egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, tiene una discapacidad motriz a consecuencia de un accidente automovilístico. Su vida dio un giro de 180 grados al notificarle que no volvería a caminar.


Su condición le permitió darse cuenta de que la ciudad no está del todo preparada para brindar igualdad de oportunidades a las personas con discapacidad, aunado a que donde hay espacios azules mucha gente no los respeta.


El 15 de marzo de 2009, Jazmín viajaba en compañía de sus amigos en un automotor. El conductor se pasó un alto y fueron embestidos de frente por otro auto, el vehículo en el que viajaban los jóvenes dio varias vueltas sobre su eje hasta estrellarse contra un poste.


Jazmín y un amigo resultaron severamente lesionados: lesión medular en la sección lumbar L1-L2.


Apenas cursaba el tercer semestre de la carrera, sus planes y metas eran muchas, todos se disolvieron, tras el accidente sólo quería estar bien, recuperarse. Siguió con la rehabilitación, el proceso fue duro, difícil y doloroso. "Hay que empezar de nuevo, aprender a sentarte, voltearte, cómo subirte a la silla, pasarte a la cama, subir y bajar escalones con la silla".


Fueron dos años pesados, pues reinició sus estudios cinco meses después del accidente, sin embargo el proceso de aceptación de su nueva condición la hacía pasar momentos muy duros. Con otras personas con discapacidad conformó el equipo de rugby del DIF. "El deporte te ayuda a rehabilitarse física y mentalmente", comentó.


Su regreso a la escuela la hizo percatarse de que no había rampas para su libre tránsito, eran muchas escaleras en cada edificio. Algunos de sus maestros aceptaron impartir clases en los salones de planta baja para que pudiera Jazmín trasladarse sin problemas. “Yo quería que se sensibilizaran sobre la discapacidad, pues los edificios no estaban preparados”.


Antes de concluir su carrera, Jazmín fue contratada por Safran Labinal como analista, en la empresa logró hacer sus prácticas profesionales y al graduarse pasó a ser ingeniera en el área de diseño. “Me hablaron de que tenían un proyecto para contratar a personas con discapacidad, vine a una entrevista, pensé que no me iban a contratar porque no me había graduado”.


La empresa siempre estuvo muy dispuesta a apoyarla, construyeron rampas, instalaron puertas y los baños fueron acondicionados para personas con discapacidad.


Jazmín explicó que el cliente les manda un esqueleto del arnés que desea, ella se encarga de analizarlo y prepararlo de manera completa para que las operadoras puedan trabajar con él en el área de producción.


“Es una oportunidad grande, porque en la sociedad hay gente que sigue pensando que una persona con discapacidad no es capaz de desempeñarse de manera correcta, pero gracias a Dios hay empresas como Safran que bridan oportunidades”, señaló.


En ocasiones se ha sentido discriminada en espacios públicos, sobre todo porque no cuentan con rampas, menos son baños adaptados.


“Es necesario construir más rampas en las calles, el respeto a los lugares azules y que los establecimientos tengan baños adaptados”.

Jazmín tiene un año de casada. A su esposo Jesús de Haro lo conoció en el mismo centro de trabajo, el amor nació y ahora tienen una pequeña de cinco meses llamada Natalia.


Reconoció que es pesado, pero su esposo y su familia la han apoyado mucho, “Cuando me enteré de que estaba embarazada me invadió el miedo, no sabía si la iba a poder atender y era capaz de cuidarla”.


La joven madre tiene un horario de trabajo de 6:00 a 15:30 horas, lleva a su pequeña a la guardería, al salir va por ella y se dedica a los quehaceres de su hogar, hacer pendientes. “Soy muy feliz, con miedo, pero con la ayuda de mi esposo y de mi familia, de Dios, toda va muy bien”.


Jazmín afirma que no hay imposibles para nadie, incluso para los que tienen un tipo de discapacidad, “todo se puede echándole ganas, queriendo hacer las cosas, no importa la discapacidad si tienes la actitud”.


La filosofía de esta joven es que la discapacidad física no está peleada con la mentalidad. “Mi meta es echarle todas las ganas posibles al trabajo, me gustaría ir escalando para poderle dar lo mejor a mi hija”.


La actitud de Jazmín la ha llevado a salir adelante, así como sus ganas de disfrutar de las bellas cosas que le brinda la vida.

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