La pronta y oportuna respuesta permitió que un menor de 11 años no sobrepasara los cinco minutos suspendido, pues esto le hubiera costado la vida, acción en la que intervino el policía tercero Wenceslao Chávez González, quien tiene 12 años de experiencia como paramédico.
Fue en un pequeño cuarto construido con madera y láminas, ubicado en el patio de la vivienda donde “Coco” fue localizado por sus hermanitos.
Cuando sucedió el percance, el padre de familia estaba trabajando y el abuelo de los niños boleaba en el exterior de la casa, según quedó asentado en el reporte.
Los chiquillos de 9, 10 y 12 años fueron quienes dieron aviso a los vecinos después de ver a su hermano suspendido de una viga, sujetado con vendas de curación, y esos a su vez hablaron al 911.
La llamada se recibió a las 14:02 horas de este domingo 14 de octubre, mientras el policía tercero se encontraba patrullando por el sector, específicamente en la avenida Juan Escutia, por lo que le piden movilizarse a un domicilio ubicado en la calle Ignacio Rodríguez.
De hecho, mientras el agente circulaba a toda velocidad por la citada calle en busca de la dirección, uno de los hermanitos se le atravesó y lo condujo hasta el punto.
El elemento arribó en menos de un minuto porque estaba a unas seis cuadras de retirado y, al momento de llegar, un vecino de los menores, que también es paramédico, fungió como el primer respondiente, así que éste se encargó de descolgarlo rápidamente, para que el policía iniciara de inmediato con las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Entre los dos le practicaron esta técnica por alrededor de 10 minutos, pues los signos vitales del menor eran muy débiles, ya que permaneció unos tres minutos suspendido, presentando marcas ya visibles en su cuello.
La atención prehospitalaria se le estuvo brindando en el patio de la vivienda, en tanto llegaba la ambulancia para el traslado a un hospital para su mayor atención.
Fue muy oportuno que estuvieran en el lugar dos personas con conocimientos de primeros auxilios, tomando en cuenta que las maniobras de reanimación requieren de relevos porque son por demás demandantes.
Aparte, las labores se complicaron porque el niño de 11 años tenía unos pedazos de hule que ingirió y le obstruían las vías respiratorias. Esto impedía realizar con éxito la respiración de boca a boca, por lo que el policía tuvo que hacerle “barrido” con sus dedos para extraer el material y que volviera a respirar, y ya después ser atendido en un hospital.
Cabe precisar que los policías Jairo Pacheco y Karla Morales también llegaron de apoyo a este servicio.
La tarde de ayer, -cuando regresó a labores-, el agente Chávez tenía la intención de visitar al menor al que le salvó la vida, al igual que lo ha hecho con otras personas en diferentes intervenciones desde 2006 que se desenvuelve como paramédico.
Cuando entró a filas, decidió capacitarse como técnico en urgencias médicas, precisamente para brindar una mayor atención. “Era una gran impotencia no poder intervenir con pacientes mientras llegaba la ambulancia, pero ahora puedo llegar directamente a brindar los primeros auxilios”, abundó.
Este policía es el único paramédico de su turno, por lo que le toca atender todas aquellas cuestiones médicas que surjan.