Hoy, 14 de febrero, se festeja la fiesta de San Valentín, el santo patrón de los enamorados, quien arriesgaba su vida para casar cristianamente a las parejas durante el tiempo de la persecución. Finalmente, entregó su vida al martirio como una máxima manifestación de amor al defender el sacramento del matrimonio.
San Valentín de Terni nació 100 kilómetros al norte de Roma, en el año 175. Fue ordenado por San Felicio de Foligno y consagrado obispo por el Papa Víctor I, en 197. Socorría a los presos que iban a ser martirizados durante la persecución de Claudio el Godo. Fue aprehendido y enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien mandó que lo golpearan y decapitaran un 14 de febrero, luego de que no logró hacerlo renunciar a su fe.
Se distinguió por su evangelización, milagros y curaciones; fue arrestado, torturado y decapitado por Placido Furius, durante la persecución de Aurelius. Lo mataron de noche y en secreto para evitar la reacción del pueblo donde era muy amado. San Valentín se encuentra mencionado su nombre entre los mártires ilustres en el sacramentario de San Gregorio, en el Misal Romano de Thomasio y en los martirologios.