Los hermanos Espino González se han dedicado desde hace 20 años al oficio de la mecánica, con el que han logrado sacar adelante a sus hijos y han brindado servicio a centenares de chihuahuenses.
Mario Espino se dio cuenta que se dedicaría a la mecánica desde temprana edad, razón por la cual se interesó por estudiar una carrera técnica enfocada en el área automotriz. Al terminarla comenzó su carrera profesional en empresas dedicadas a los autos hasta que abrió su propio taller.
En un principio, detalló, comenzó revisando y reparando automóviles en el patio de la casa de su tía, luego en el de su propia madre en compañía de su hermano, César Espino, quienes poco a poco fueron ganándose clientes leales y continuos, a tal grado que requirieron tener su propio local.
Precisó que desde joven supo lo que quería para su futuro: ser su propio jefe y tener trabajo continuo. Aunque aclaró que tener un taller mecánico representa una inversión fuerte y continua para la adquisición de las herramientas adecuadas.
Mario explicó que trabajar como mecánico le ha permitido sacar adelante a su familia de manera honesta, y aunque no gozan de lujos, lo necesario no les falta. Actualmente su hija mayor estudia la carrera de Psicología, mientras que su hijo continúa en la preparatoria en busca de seguir los pasos de su padre.
Indicó que como jefe de familia siente un gran orgullo al saber que su hijo menor comparte su gusto por la mecánica y el mundo automotriz. Su hijo colabora con Mario y César en las labores que se realizan en el Taller Hermanos Espino, ubicado en la colonia Diego Lucero.