Con el oído aguzado, resistiendo las altas temperaturas y la fe puesta en la solidaridad de la gente, Samuel de 44 años de edad, con discapacidad visual pasa las calurosas tardes en una banquita de la Plaza de Armas, refugiado bajo una sombrilla, pidiendo limosna para dar de comer a su familia.
La ceguera la adquirió a los 18 meses de vida, por una complicación que le generó el sarampión, desde entonces, ha luchado por salir adelante, venciendo los obstáculos que le ha puesto la vida.
La indiferencia de quienes pasan de largo no lo desaniman, y permanece en espera de un alma caritativa que le brinde unos pesitos, con los que pueda volver a su casa en la colonia Villa Nueva, y pueda comprar los frijolitos diarios, acompañados con unas sabrosas tortillas de harina. Cuando se puede más, la familia lo celebra.
La jornada de Samuel inicia desde el mediodía, la hora de mayor calor y radiación solar, hasta que empieza a caer la tarde, alrededor de las 18:00 horas, cuando se dispone a volver a casa.
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