A pesar de que las autoridades sanitarias volvieron a encintar las bancas de la Plaza de Armas y sobre la avenida Independencia, para mantener la sana distancia y evitar contagios, los paseantes no parecen entender el mandato y se sientan de todos modos.
Ya sea quitando las cintas o sentándose encima de ellas, si se sienten cansados o desean tomar la sombra ocupan dichas bancas sin importarles que sea una medida de seguridad.
Por otro lado, a pesar de las señales repartidas por todo el Centro Histórico del uso obligatorio de cubrebocas, no todos obedecen esta medida, pues algunos no lo usan o se lo colocan mal, debajo de la nariz o hasta el cuello.
Para que su uso sea eficiente, esta mascarilla debe cubrir la nariz y la boca, para evitar tanto que la persona aspire el virus si hay alguien contagiado, como que lo esparza si el contagiado es él.
Todo esto ocurre sin que los policías betas que vigilan las calles del Centro les llamen la atención tanto a los que se sientan en las bancas “clausuradas”, como a los que no usan o usan mal el cubrebocas.